El buscador de tesoros
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El buscador de tesoros

Edades:
A partir de 8 años
El buscador de tesoros Aldo era un joven buscador de tesoros valiente y luchador. Junto a su caballo Blago recorría el mundo en busca de fama y riquezas.

Un día una vieja hechicera le contó el secreto de un misterioso tesoro escondido en una cueva en el Reino de los Orcombres. Los orcombres eran una criaturas abominables, una raza experimental que mezclaba lo peor de los orcos y de los hombres. Al parecer, el cofre guardaba el mayor tesoro del universo.

Aldo partió de inmediato hacia el Reino de los Orcombres a lomos de su inseparable Blago, decidido a encontrar el misterioso tesoro y convertirse así en el hombre más rico de la historia.

Pero cuando llegó al lugar indicado por la hechicera descubrió que necesitaba una llave que, según parecía, estaba custodiaba en el castillo de Odbratán, el rey de los orcombres. Junto al cofre del tesoro había un pergamino que indicaba exactamente dónde estaba escondida la llave y algunas instrucciones para entrar. Aldo y Blago se pusieron en marcha.

Cuando llegaron, Aldo observó paciente el castillo. Analizó con detenimiento sus defensas y las costumbres de sus guardias. Durante la noche de la tercera jornada de observación, Aldo se deslizó silencioso y consiguió entrar en el castillo. Con paciencia y templanza consiguió llegar hasta el escondite de la llave.

Pero la emoción le traicionó y cometió un error. Uno de los orcombres que custodiaba la llave lo descubrió y dio la voz de alarma. En cuestión de segundos, un ejército de orcombres apareció jadeando de rabia. Con la llave en la mano, Aldo salió de allí como alma que lleva el diablo. Blago estaba esperándolo oculto tras unos matorrales, y juntos salieron corriendo de allí.

Los orcombres empezaron a dispararles flechas y dardos, y a lanzarles todo tipo de artefactos. Pero los dos amigos lograron escapar.

Tras varias horas cabalgando consiguieron llegar de nuevo al lugar donde estaba escondido el tesoro. Aldo se acercó pero, justo cuando iba introducir la llave, Blago cayó muerto al suelo. Estaba tan cansado que el agotamiento pudo con él.

Aldo lloró desconsoladamente la muerte de su amigo Blago.
- Ningún tesoro en el mundo podrá jamás aliviar la pena de perderte, amigo mío -lloró Aldo -.

CEl buscador de tesoroson mucha pena, Aldo decidió abrir el cofre. Su amigo había muerto por llevarle hasta él, y decidió que esa sería la mejor manera de honrarle.

Pero cuál fue su sorpresa al descubrir que dentro del cofre no había más que un pergamino. Lo sacó y le leyó en voz alta:
"El mayor tesoro del mundo aquí hallarás:lo que de verdad necesites para ser feliz encontrarás".

Cuando Aldo terminó de leer el pergamino miró al cofre y le gritó enfadado:
- ¡No necesito ningún tesoro para ser feliz! Ninguna riqueza aliviará la pena de haber perdido a mi amigo.
En ese momento, Blago se puso de pie.

- ¡¿Blago?!-dijo Aldo, abrazando a su caballo. Y juntos se marcharon de allí sabiendo que el mejor tesoro del mundo hacía tiempo que lo habían encontrado el uno en el otro.
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Análisis de sus valores
El cuento nos habla fundamentalmente del valor de la amistad, en este caso de la que hay entre Aldo y su caballo Blago. Los niños podrán entender hasta dónde puede llegar este sentimiento entre dos seres al ver cómo el caballo Blago es capaz de sacrificarse y cabalgar hasta quedar totalmente agotado por salvar a Aldo del ataque de los Orcombres.
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