El caso del detective desaparecido
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El caso del detective desaparecido

Edades:
A partir de 8 años
Valores:
El caso del detective desaparecido En la comisaría de Villacorriendo no se paraba de trabajar, como en el resto de la ciudad. Porque los de Villacorriendo no paraban en todo el día, salvo el rato que se dedicaban a dormir, que tampoco era mucho.

Pero ese día algo había pasado, algo que había puesto patas arriba la comisaría. Pasaban diez minutos de la hora de inicio del turno y el detective más antiguo de la comisaría nos de había presentado a trabajar. Le llamaron, pero no contestaba. Estaba desaparecido.desaparecido.

Y eso era toda una tragedia, porque era uno de los policías más productivos de toda la historia de la comisaría de Villacorriendo. Ni un solo día de vacaciones se había cogido el detective en toda su carrera. Ni un solo día había llegado tarde a trabajar, ni se había ido antes de terminar el turno. Tampoco se había cogido ni un solo día de baja, ni siquiera por enfermedad. Era todo un ejemplo para la comisaría de Villacorriendo.

Enseguida, todos los agentes se pusieron a trabajar. Volaban papeles, sonaban teléfonos, corrían personas y animales, se oían órdenes… Aquello era importante. Lo más importantes que habían tenido que investigar en los últimos cuarenta años, los mismos que llevaba el detective que buscaban.

Los policías peinaron toda la ciudad. Los habitantes colaboraron en todo lo que pudieron. Abrieron todas las puertas, todos los armarios, todos los cajones… Se registraron sótanos, almacenes, baños públicos…

La búsqueda del viejo detective no se detuvo en una semana ni por un segundo. Pero no dio resultado. Hasta que alguien tuvo una idea:

-¿Habéis mirado en su escritorio? -dijo un joven agente.

-Los cajones son demasiado pequeños para que se haya metido allí -contestó otro policía. Pero como llevaba dos días sin dormir, el agente no le dio importancia a su respuesta.

-Tal vez haya alguna nota, alguna carta… algo -dijo el joven agente.

Y allí fueron todos, a ver si en la mesa había algo. Y ¡vaya si lo había!

-¡Fijaos, es una nota! -dijo alguien. Y la abrió. Esto es lo que decía:
Queridos compañeros:
¡Me jubilo! Por fin podré descansar y parar un poco. No he querido despedirme en persona para no interrumpiros. Y porque seguro que alguno intentaba convencerme para que no me jubilara todavía. ¡Jeje! Espero que no tardéis mucho en ver esta carta. Aunque, conociéndoos, seguro que removéis la ciudad entera antes de dar con ella.
¡Hasta pronto!


El caso del detective desaparecido-¡Se ha jubilado! -gritaron varios policías a la vez.

Y ahí acabó la búsqueda. Ese día, por primera vez, en la comisaría no se movió ni una mosca durante cinco minutos. ¿Estarían preguntándose por qué se pasaban el día corriendo? ¿O si merecía la pena?

-Vamos, vamos, que hay mucho que hacer -dijo el capitán.

Y todos se pusieron en marcha, aunque en realidad no había nada que hacer. Porque, a pesar de que en Villacorriendo no se paraban de hacer cosas, era un lugar tranquilo en el que la policía apenas tenía nada que hacer.
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