El gnomo y el dragón
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El gnomo y el dragón

Edades:
A partir de 4 años
El gnomo y el dragón En un rincón escondido en lo más profundo de Bosquehermoso, un grupo de hadas, silfos y duendes celebraban la llegada de Linda, el hada azul. Linda acaba de nacer y todos estaban muy contento.

Entre todos ellos había también un gnomo. Había llegado a Bosquehermoso años atrás y había sido acogido por todos con mucho cariño. A cambio de su hospitalidad, el gnomo siempre estaba disponible para lo que hiciera falta.

Que había que arreglar una puerta, ahí estaba gnomo.

Que había que curar una herida, ahí estaba el gnomo.

Qué había que consolar a alguien triste, ahí estaba el gnomo.

La fiesta por la llegada de Linda, el hada azul, estaba siendo todo un éxito. Había música para bailar, juegos para todas las edades, tartas caseras de frutas, agua fresquita recién cogida de la fuente y mucha, mucha, pero que mucha alegría.

El gnomo hacía piruetas, contaba chistes y hacía todo tipo de gracias, ayudaba a servir la comida y recogía los platos y vasos vacíos.

Hasta que, de pronto, un gran ruido los dejó a todos petrificados.

—¿Qué ha pasado? —preguntaron todos.

No hubo tiempo de obtener respuesta porque, de pronto, el suelo empezó a temblar y, de una sacudida, los tiró a todos al suelo.

El gnomo se levantó el primero.

—Voy a ver qué pasa —dijo el gnomo.

El gnomo corrió en la dirección que el instinto le indicaba. No tardó mucho en ver lo que pasaba. Un gran dragón había caído cerca de ellos, en un pequeño claro del bosque.

Con mucho cuidado se acercó y se puso frente a su cara, a una distancia prudente.

Unas hadas llegaron hasta allí también. Al ver al enano tan cerca del dragón le gritaron:

—¡Aléjate! Te abrasará con su llama.

—Tranquilas, que estoy por encima de su línea de fuego —dijo el gnomo.

—No te haré daño, pequeño gnomo —dijo el dragón.

—Me alegra saberlo —dijo el gnomo—. ¿Qué te ha pasado? Pensé que se había roto el cielo y que un trozo había caído por aquí.

—Me ha hechizado una bruja —dijo el dragón—. Ella quería que cayera sobre una fiesta que se celebraba en el bosque. Ha nacido un hada azul, y quería destruirla. Me ha costado mucho desviarme para no hacer daño a los que estaban allí.

—Éramos nosotros, los de la fiesta dijo el gnomo—. Te ayudaremos.

El gnomo reunió a todos y se organizaron para ayudar al dragón, que había quedado malherido.

Cuando se curó el gnomo se subió a su lomo y le dijo:

âEl gnomo y el dragón€”Vamos a ver a esa bruja, que tenemos que ajustar cuentas —dijo.

Y allí se plantó el gnomo, a las puertas de la cueva donde vivía la bruja, y le advirtió muy serio:

—No podrás acabar Linda, el hada azul. Si me entero de que vuelves a intentar algo será tu final.

El hada empezó reír de una forma muy desagradable mientras, entre sus manos, se formaban una bola de luz y humo de un extraño color oscuro.

Estaba a punto de lanzar la bola de luz y humo contra el gnomo. Pero el dragón se interpuso y barrió a la bruja con una de sus alas.

La bruja perdió pie y cayó de bruces sobre su propio conjuro, desapareciendo para siempre.

El gnomo volvió a su casa a lomos del dragón, que también se quedó a vivir en el Bosquehermoso. Desde entonces, el gnomo y el dragón defienden y protegen el lugar de cualquier peligro.
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