El telescopio temporal
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El telescopio temporal

El telescopio temporal Teresa tenía seis años y una gran pasión por las estrellas. Cada noche, desde la ventana de su habitación, miraba el cielo y se preguntaba cuántos secretos guardaba el universo. Su abuelo, un explorador espacial desaparecido hace mucho tiempo, le había contado historias sobre viajes a galaxias lejanas.

Un día, mientras visitaba el laboratorio del excéntrico Profesor Neutrón, encontró algo sorprendente: un enorme telescopio cubierto con un manto de polvo estelar.

—¡Cuidado, Teresa! —advirtió el Profesor—. Ese no es un telescopio cualquiera.

—¿Qué tiene de especial? —preguntó Teresa, acercándose con curiosidad.

—Es el Telescopio Temporal. Si miras a través de él, puedes ver el pasado… y el futuro.

Los ojos de Teresa brillaron de emoción. ¿Y si podía ver a su abuelo en una de sus aventuras? Sin dudarlo, giró la rueda de ajuste y miró por la lente. Lo que vio la dejó sin aliento.

Allí estaba su abuelo, flotando en el espacio junto a una extraña nave. Pero antes de que pudiera observar más, una sombra oscura cruzó la visión.

—¡Alguien más está usando el telescopio! —exclamó Quark, el pequeño robot flotante del Profesor Neutrón.

De pronto, una voz grave resonó en el laboratorio.

—Muy perspicaz, pequeña.

Teresa se dio la vuelta y vio a un hombre envuelto en una capa oscura, con un extraño dispositivo en la mano.

—Soy el Doctor Umbral —dijo con una sonrisa fría—. Y voy a usar el Telescopio Temporal para cambiar mi pasado… y mi destino.

El corazón de Teresa latió con fuerza. Sabía que alterar el tiempo podía traer consecuencias terribles.

—¡No puedes hacer eso! —exclamó—. Cada cambio en el pasado afecta el presente.

—Exacto —respondió Umbral—. Y por eso voy a borrar los errores que cometí.

Con un movimiento rápido, el villano giró la rueda del telescopio y miró por la lente. La imagen que apareció mostraba una escena antigua: Umbral, mucho más joven, fallando en un experimento vital.

Antes de que pudiera hacer algo más, Teresa tuvo una idea.

—Profesor, ¿podemos cambiar la dirección del telescopio?

—Sí, pero no sin arriesgarnos a quedar atrapados en el tiempo —dijo Neutrón, preocupado.

Teresa miró a Quark.

—Confío en ti.

EEl telescopio temporall pequeño robot flotó hasta el telescopio y, con un chispazo de energía, alteró su mecanismo. El Doctor Umbral intentó resistirse, pero una luz brillante lo envolvió y…

¡Desapareció!

Teresa tembló.

—¿Qué ha pasado?

—El Telescopio lo ha enviado a un momento clave de su pasado —explicó el Profesor Neutrón—. Ahora deberá enfrentarlo sin cambiarlo.

Teresa suspiró de alivio. Luego volvió a mirar por la lente. Su abuelo seguía allí, en el espacio. Esta vez, sin interrupciones, pudo ver más detalles. En su mano, su abuelo sostenía un mapa estelar con una marca brillante.

—Esa es la Nebulosa Olvidada —dijo Quark—. Si él fue allí, tal vez aún haya una pista de su paradero.

Teresa sonrió. La aventura acababa de empezar.
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