Vanesa tiene ocho años. Vive en una pequeña villa donde casi todo el mundo se conoce, feliz junto a sus padres y su hermana pequeña. Vanesa siempre juega con su mejor amiga, Carmen, su compañera de pupitre. La verdad que con el resto de compañeros no juega mucho. Para ella Carmen es la niña más guapa, más inteligente y divertida de los niños que conoce. Le encanta jugar siempre ellas dos solas e incluso hacer los deberes, ir al parque y celebrar sus cumpleaños sin nadie más.
Cuando llegan las vacaciones de verano Vanesa se va a casa de su abuela y pasa las semanas sin ver a Carmen. Un día antes de empezar al colegio, Vanesa ya vuelve con su familia a su barrio de siempre. Tiene muchas ganas de contar a su amiga cómo ha pasado el verano. Cuando están entrando al portal de su casa se encuentran de repente con la madre de Carmen y les dice que la niña está en el parque. El padre de Vanesa le dice que si espera un poco puede llevarla allí para que vea a su amiga. Vanesa está entusiasmada.
Va corriendo hacía el parque con mucha ilusión porque, además, en casa de su abuela Vanesa no ha jugado con nadie, ya que no hay niños de su edad. Cuál es la sorpresa cuando ve que Carmen está jugando con dos niñas en el parque. La llama y va corriendo hacia ella a darle un abrazo. Cuando habla con Carmen parece que esta no la ha echado tanto de menos y le presenta a sus dos mejores amigas, Sara y Julia. Le cuentan lo bien que se lo han pasado en la piscina, en el parque, en sus casas…El padre de Vanesa le dice que ya es hora de irse, que tienen que preparar las cosas del cole, así que la niña se despide de Carmen y sus nuevas amigas.
En casa se siente triste y con miedo. ¿Y si se queda sin su mejor amiga? Sus padres la notan muy seria y van a la habitación a hablar con ella. Vanesa les explica lo que sucede. Sus padres le dicen que no se preocupe, que en realidad no se trata de tener mejores amigos sino de tener amigos, muchos o pocos pero buenos. Que Carmen seguirá siendo su amiga, pero tiene que entender que también tiene que jugar con otros niños.
V
anesa lo entiende, pero piensa que quizá los otros niños no sean tan guapos, listos y divertidos como Carmen. Cuando llega al colegio al día siguiente, Carmen no la espera en la puerta de la entrada como antes y eso hace que entre en clase muy triste. La profesora Catia es la misma del año pasado y, como conoce a la niña, se acerca a ella y le pregunta cómo le ha ido el verano. Vanesa le explica lo que le pasa y la profesora le dice que tiene que alegrarse porque tiene un montón de amigos aunque todavía no lo sepa y que no pasa nada por jugar menos con Carmen. A Vanesa no le da tiempo a contestar a su profe, porque de repente se acerca Pilar, una compañera del año pasado, a saludarla y a preguntarle qué tal el verano sonriendo. La profesora deja a las niñas solas y poco a poco van llegando más compañeros de clase. Vanesa empieza a hablar con todos y empieza a sentirse mejor.
Sus padres tenían razón: hay muchos niños que no tienen que ser como Carmen, pueden ser iguales, o diferentes y pasarlo bien igual. En el recreo Vanesa saluda a Carmen, que está con Sara y Julia, al momento Pilar y otra niña se acercan y lo que sucede es que Vanesa y Carmen juegan juntas con todas sus nuevas amigas.