La historia de Narciso
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La historia de Narciso

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La historia de Narciso ¿Os gustan las flores? ¿Y los narcisos? ¿Sabéis que el nombre de esta hermosa flor no es casual? En las siguientes líneas vamos a hacer un recorrido por la historia de Narciso, una de las más bellas y dramáticas de la mitología griega.

Narciso era un joven muy guapo del que todas las doncella y ninfas estaban perdidamente enamoradas. Él, presumido y vanidoso, las rechazaba y despreciaba diciendo que eran poco para él. Entre las ninfas a las que Narciso había rechazado estaba Eco. Esta había sido castigada por Hera, la mujer del dios Zeus por haberla distraído mientras este se iba de correrías con otras mujeres. Como castigo, había dejado de ser capaz de hablar con normalidad. Tal sólo podía pronunciar las últimas palabras de aquello que se le decía. Por eso hoy a ese fenómeno tan divertido de ver cómo nuestra voz vuelve a nosotros de forma repetida se le llama “eco”. La cuestión es que, tras ser castigada por Hera, Eco se fue a vivir solitaria a una cueva. Un día se paseaba por allí Narciso. Eco le vio y sintió un amor inmenso. Como no podía hablar, no se atrevió a acercarse a él.

A Narciso le gustaron mucho aquellos paisajes, así que empezó a visitarlos con frecuencia. Eco siempre le esperaba con impaciencia y cuando él llegaba permanecía escondida. Un día sin querer hizo algo de ruido con unas ramas y Narciso la descubrió.

La historia de Narciso-¿Qué haces aquí? ¿Por qué me sigues? -le preguntó Narciso.

Como Eco solo podía repetir las últimas palabras que se le dirigían, sólo acertó a decir “me sigues, me sigues”. Narciso empezó a reírse escandalosamente y más aún cuando se enteró de que la ninfa estaba locamente enamorada de él. Avergonzada y triste, Eco volvió a recluirse en su cueva. Lo que no sabía Narciso es que Némesis, diosa griega de la Justicia, había presenciado toda la escena. Decidió por lo tanto vengar a Eco y a todas las otras doncellas y ninfas a las que Narciso había menospreciado.

Un día de caza, Narciso sintió mucha sed y se acercó a beber a un río. Allí vio su imagen reflejada por primera vez. Se quedó pasmado por su propia belleza y se dio cuenta de lo enamorado que estaba de sí mismo. Allí se quedó paralizado para el resto de su vida. Otras versiones dicen que se ahogó en el agua tratando de alcanzar su reflejo. En ese mismo lugar donde Narciso terminó sus días víctima de su prepotencia y su vanidad, apareció una hermosa flor a la que hoy día conocemos por ese nombre, narciso.
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