En el cielo se hacían muchas veces fiestas de cumpleaños. Cuando el sol estaba contento brillaba muchísimo y daba luz a todo lo que tenía alrededor haciéndoles el día más feliz a todas las estrellas, nubes y cometas que se le acercaban. Cuando era el cumpleaños de la luna, esta mostraba a todos multitud de formas y el resto la miraban con los ojos muy abiertos pues era fascinante como podía transformarse en tan pocos segundos. Cuando llegaba el cumpleaños de las estrellas estas se juntaban y bailaban. Se unían formando círculos, cuadrados e incluso figuras como flores. Todas eran amigas y cuando se lo pasaban muy bien el resto lo sabían porque mostraban un brillo especial.
El arcoíris solía aparecer muy poco a verlos, porque era muy tímido. Pero cuando era su cumpleaños le gustaba reunirse con los demás y estar acompañado. Llamaba a todos sus colores para que organizaran y mostraran para los demás el arco iris más bonito del mundo mundial. El resto le aplaudían y él duraba muy poco por los nervios.
Hoy es el cumpleaños de una nube, pero una nube que no gustaba a todo el mundo, porque era la nube que guardaba los truenos. Cuando ella aparecía siempre llegaba acompañada de nubes más oscuras que traían lluvia y, aunque la lluvia era bien recibida en el cielo, a veces el sol se marchaba enfadado por ello, o la luna se disgustaba porque la nube la tapaba y no podía mostrarse o las estrellas no brillaban porque todo se llenaba de blanco en el cielo.
El resto de nubes querían que la nube de los truenos tuviera más amigos, así que se les ocurrió que este año en su cumpleaños intentarían mostrar al resto de compañeros del cielo que podían ser amigos de ella porque también traía cosas buenas. Ensayaron con ella para que aprendiera a hacer música con sus truenos, sería un sonido fuerte pero se oiría desde un extremo del cielo hacía el otro. La nube de los truenos no estaba muy convencida al principio, pero su amigo el viento se comprometió a ayudarla y cuando llegó la tarde lo tenían todo preparado.
Primero salían tres nubes blancas, luego tres nubes grises y después se oía una ráfaga de viento. Tanto el sol como la luna se tapaban la cara pensando que lluvia llegaría en cualquier momento y que la nube de los truenos se volvería enorme tapándolos a todos pero no fue así.
La nube se colocó delante de las otras nubes y empezó a sacar truenos que sonaban muy bien: Pim paraban , pim parabun y poco a poco todos empezaron a bailar.
El sol agarró a varias estrellas de sus puntas, la luna se abrazó al arcoiris y el viento los rodeaba a todos. ¡Qué cumpleaños más divertidos empezaron a organizarse en el cielo desde que las nubes hacen música!