Los manzanos
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Los manzanos

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A partir de 4 años
Los manzanos En el pueblo había un gran campo productor de manzanas, que había sido heredado por los dos hermanos hijos del fundador, Felipe y Roberto. Como no tenían un vínculo muy estrecho, y sus ritmos de vida eran totalmente diferentes, los hermanos decidieron dividirse el campo y manejar cada uno su mitad a su gusto.

Tanto ese pueblo como pueblos vecinos, eran abastecidos por las manzanas de los campos de Felipe y Roberto. Pero un tiempo después de que los hermanos se repartiesen las tierras, la gente comenzó a preferir las manzanas de Roberto, pues eran más jugosas y mucho más dulces. Roberto entonces vendía mucho más que Felipe.

Una tarde por mes, los hermanos se juntaban para ponerse al día con sus asuntos y también para que sus respectivos hijos se divirtiesen jugando juntos. Y en una ocasión, Felipe aprovecho para descubrir que hacían diferente para que el pueblo entero prefiriese las manzanas de su hermano.

—Roberto, todo el mundo prefiere tus manzanas. Hasta yo mismo a decir verdad, pero nuestros árboles son iguales, ¿cómo puede ser eso?

—Bueno Feli, nosotros no sabíamos nada de los manzanos. Todo lo hacía nuestro padre, ¿recuerdas? Así que me puse a estudiar al respecto.

—Sí, lo recuerdo, pero tampoco puede ser tan complicado. Yo veía a papa echarles agua y quitar las hojas secas. ¿Qué más que eso?

—No, hermano, eso es lo básico, pero en realidad el asunto es más complejo.

—¿Cómo es eso?— respondió Felipe, intrigado.

—Bien, el agua es importante, y como tú dijiste también cortar las hojas secas. Y no solo las secas, a veces debes cortar ramas sanas para darle dirección al árbol y fortalecerlo.

Felipe escuchaba con mucha atención a su hermano Roberto, que prosiguió contándole.

—No debes olvidar jamás las raíces Felipe. Es importante que las nutras con fertilizantes, y cada tanto remuevas la tierra para que no se pudran. Si las raíces están dañadas, los frutos no podrán salir muy buenos.

—Bueno, parece que estaba haciendo todo mal— dijo Felipe— me tocara estudiar como tú y aprender a cuidar mis árboles para tener buenos frutos.

âLos manzanos€”Quédate tranquilo, aprenderás fácilmente, y obtendrás deliciosas manzanas. Es solo un poco de dedicación, pero verás que es menos trabajoso cuidar así de tus árboles que preocuparte por obtener frutos agrios o secos.

Ambos hermanos siguieron compartiendo su tarde juntos, recordando su infancia y reviviendo momentos divertidos. Al final del día cada uno regreso a su hogar, y no se vieron hasta el mes siguiente. En esa ocasión Felipe se mostró muy entusiasmado, había comenzado a aplicar los consejos de Roberto, y además se había apuntado a un curso de cuidado de árboles frutales.

El aprendizaje de Felipe, poco a poco, se vio reflejado en sus manzanas, al cabo de un tiempo comenzaron a ser cada vez más deliciosas, hasta llegar a ser igual a las de Roberto, e igual a las que solía obtener su padre. El interés por los manzanos se hizo cada vez mayor en Felipe, hasta el punto en que ambos hermanos, decidieron trabajar en conjunto, para con sus conocimientos y dedicación obtener los mejores frutos posibles.
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