Marcianito Peleón
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Marcianito Peleón

Edades:
A partir de 6 años
Marcianito Peleón Marcianito Peleón era el habitante más malvado de todo el planeta. Marcianito Peleón estaba todo el día pegando a sus compañeros, vecinos y otros marcianitos que encontraba.

Como no tenía amigos, Marcianito Peleón se pasaba el día solo, buscando pelea por todas partes. Le daba igual que fueran grandes o pequeños, chicos o chicas. Marcianito Peleón se pegaba con cualquiera que se cruzara en su camino.

Todo el mundo huía en cuanto aparecería. Eso molestaba mucho a Marcianito Peleón, y por eso le daba más fuerte al que encontraba.

Un día, mientras paseaba por el planeta, Marcianito Peleón vio a un habitante con el que nunca se había cruzado. Parecía de su edad y tamaño. Y estaba solo.

-Este se va a enterar -pensó Marcianito Peleón, que llevaba días sin pelea porque todos se habían escondido y tenía ganas de darle bien a alguien.

Marcianito Peleón se acercó hasta el extraño y le dijo, dándole un empujón:

-Estás invadiendo mi territorio, así que más vale que te vayas si no quieres que te dé una paliza. Pensándolo mejor, creo que te voy a dar la paliza de todas formas.

Marcianito PeleónY echando su enorme cabezota hacia atrás se dispuso a darle al extraño un cabezazo. Pero el extraño se apartó, con tan mala suerte que Marcianito Peleón no tuvo tiempo de frenar y se dio de bruces contra el suelo.

-¡Te vas a enterar! -bramó Marcianito Peleón. Y levantando el brazo fue corriendo hacia el extraño, dispuesto a darle un puñetazo en la cara.

Pero el extraño se apartó. Marcianito Peleón perdió el equilibrio y cayó al suelo, con tan mala suerte que estaba cuesta abajo y bajó rodando durante un buen rato.

Cuando Marcianito Peleón consiguió parar, estaba tan magullado y tan dolorido que se le quitaron las ganas de volver a atacar al extraño. Y así, lleno de golpes, tuvo que volver a casa, sin que nadie se atreviera a preguntarle si necesitaba ayuda, por miedo a ser agredidos.

Desde ese día, Marcianito Peleón ya no se mete con nadie. Y no solo porque no quiere volver a recibir golpes, sino porque se ha dado cuenta de que cuando eres malo con los demás nadie te ayuda cuando lo necesitas.
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