Valeria quiere ser bailarina
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Valeria quiere ser bailarina

Edades:
A partir de 4 años
Valeria quiere ser bailarina A Valeria le encantaba bailar. Cuando sonaba música, Valeria bailaba. No podía parar. Solo había un momento en el que Valeria no bailaba cuando había música: cuando veía bailar a alguien.

—Mamá, yo también quiero bailar, como las chicas de la tele —le dijo Valeria a su madre una mañana de sábado.

—No sé si tú podrás hacer eso —dijo mamá.

—¿Por qué? —-preguntó Valeria.

—Esas chicas son muy ágiles y tienen mucho equilibrio —dijo mamá.

—¿Qué tengo que hacer para conseguir eso? —preguntó Valeria.

—Practicar mucho—dijo mamá.

—¿Y si practico lo conseguiré? —preguntó Valeria.

—Nunca lo sabrás si no lo intentas —dijo mamá.

—¿Tardaré mucho en conseguirlo? —preguntó Valeria.

—Depende de cuanto practiques y del interés que le pongas, hija —dijo mamá.

—Y eso ¿cuánto es? —preguntó Valeria.

—Pues calculo que entre mucho y muchísimo —dijo mamá.

—¡Wala! ¿Y si me aburro antes? —preguntó Valeria.

—Entonces es que no deseas ser bailarina tanto como crees —dijo mamá.

—Ser bailarina es lo que más quiero en el mundo —dijo Valeria.

—Pues demuéstralo —dijo mamá.

—Y ¿cómo hago eso? —preguntó Valeria.

—Habla menos y practica más: soñar es fácil, lo difícil es trabajar para conseguirlos —dijo mamá.

A partir de entonces, Valeria practicó todos los días. Veía vídeos de baile, leía libros de baile y repetía y repetía los pasos hasta que le salían.

Allá donde iba, Valeria bailaba. Ya no necesitaba ni siquiera escuchar música, porque la podía oír en su cabeza.

Pasaron los años y Valeria siguió mejorando. Pero no tenía dónde bailar, porque vivía en una ciudad muy pequeña.

Una mañana, un turista vio a Valeria bailando en el parque entre las palomas. Se quedó fascinado.

La madre de Valeria lo vio, se acercó y le preguntó:

—Baila bien, ¿no le parece?

—Hace tiempo que no veo algo así, y he visto muchas cosas —dijo el hombre.

—¿Le gusta a usted el baile? —dijo la mamá de Valeria.

Valeria quiere ser bailarina—Fui bailarín y ahora dirijo mi propia compañía de baile —dijo el hombre—. Si su hija quiere ser profesional, llámeme. Su hija tiene mucho talento.

Unos días después, Valeria estaba haciendo una prueba en uno de los teatros más importantes del país con una de las compañías más famosas del mundo.

—Si estás dispuesta a aprender más y a seguir mejorando, podrás quedarte con nosotros —dijo el hombre.

—Este es mi sueño —dijo Valeria—. Por supuesto que lo haré.

Y así, Valeria se acercó un poco más a su sueño, ese que nunca abandonó, y por el que empezó a luchar desde el primer día.
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