Aunque sabía que siempre había que tener mucho cuidado, a Lolo le encantaba todo lo relacionado con el fuego. Las cerillas, los mecheros, la chimenea de su casa del pueblo… Un día, intrigado, se dispuso a leer sobre cómo se descubrió el fuego, el primer gran invento de la Humanidad.
El fuego existe desde hace más de 5 millones de años y gracias a su descubrimiento se hicieron un montón de avances que mejoraron la vida de las personas. Pero Lolo seguía haciéndose la misma pregunta: ¿cómo se descubrió el fuego? ¿Quién lo hizo? La verdad es que los investigadores y los restos arqueológicos indican que la especie humana Homo Erectus conocía el fuego hace ya 1.600.000 años. Estos hombres primitivos sabían utilizar el fuego, pero no sabían cómo encenderlo. Poco a poco fueron apareciendo técnicas para generarlo y mantenerlo. Para tareas tan importantes como cocinar alimentos o combatir el frío. Hay teorías que dicen que una persona vio el fuego por primera vez por un rayo de tormenta que incendió un montón de hierba seca.
Después se logró generar fuego. El primer método fue frotar un palo con madera seca. Se hizo también raspando rápidamente dos piedras o rozando una cuerda contra una madera.
Lo siguiente que se intentó fue transportar el fuego. Se hizo usando antorchas. Como decimos, el principal uso del fuego fue el de mantenernos calientes y cocinar. Nuestros antepasados se dieron cuenta de que la carne duraba más si se cocinaba. Además se logró la eliminación de gérmenes cocinándola antes de comerla.
E
l fuego también empezó a usarse como elemento de defensa. Aportó además otros beneficios como la iluminación en las cuevas oscuras donde dormían los homínidos en la Antigüedad. Además, si algún depredador se acercaba por la noche, el fuego lo ahuyentaba.
Con el paso del tiempo, la mandíbula fue evolucionando y menguando poco a poco porque, como la carne estaba cocinada, había que hacer menos fuerza para masticar. De este modo, al ser la mandíbula más pequeña, quedó más espacio para el cerebro y los homínidos fueron haciéndose poco a poco más inteligentes.