Cuenta la leyenda que en una ciudad lejana hubo una vez un árbol grande y frondoso que era admirado por todos los habitantes del lugar. El árbol estaba colocado en el medio de la ciudad, en la plaza más importante, y allí acudían a visitarlo viajeros de todas partes del mundo. Tanto lo admiraban que le pusieron nombre: Caylon, el Gran Árbol.
Todos los árboles de la ciudad sentían un poco de envidia, porque a ellos nadie les hacía caso y se olvidaban de ellos. Y poco a poco se fueron olvidando de regarlos y de podarlos, mientras al gran árbol Caylon le daban todos los cuidados que necesitaba.
Ni siquiera los pájaros querían hacer sus nidos en otro árbol que no fuera Caylon. Incluso venían aves de otros lugares para hacer sus nidos allí. Pero,aunque Caylon era muy grande, pronto empezó a tener más nidos de los que cabían. Los pájaros se peleaban entre ellos por las mejores ramas. El ruido empezó a ser ensordecedor, y la toda la zona que rodeaba a Caylon estaba llena de suciedad por culpa de los pájaros que vivían en él.
La gente, y también los jardineros, dejaron de visitary cuidar a Caylon porque siempre que se acercaban acababan con alguna caca de pájaro en la cabeza o en medio de una pelea de aves.
De este modo, al pueblo dejaron de llegar viajeros y los jardineros se marcharon a otro lugar a buscar trabajo. Y no quedó nadie para cuidar a los árboles de aquella ciudad.
Caylon se empezó a debilitar y los pájaros, finalmente, se fueron y lo dejaron tranquilo. Pero el pobre árbol ya no era el de antes. Estaba cansado, con muchas ramas rotas, y empezaba a secarse.
Los demás árboles, al ver a su compañero triste y deprimido, le animaron para que intentara reponerse.
- ¡Vamos, amigo, tú puedes! - le decían-. Nosotros llevamos años sin que nadie nos haga caso y míranos ahora. Somos grandes y fuertes, aunque nuestra forma no sea tan bonita como la tuya.
Caylon, que hacía tiempo que no se fijaba en sus compañeros, comprobó que, efectivamente, habían crecido mucho. Incluso vio que entre sus ramas había pequeños nidos donde vivían los pájaros más pequeños se habían escondido para huir de los grandes que vivían en el Gran Árbol.
- Creía que no os caía bien o que teníais envidia de mí -les dijo Caylon a los demás árboles.
- Eso era antes de ver lo que ocurre cuando eres el centro de todas las miradas-le dijo el árbol más viejo -. No te enfades, pero la verdad es que ahora no te tenemos envidia.
- Pero no nos gusta verte así, compañero -dijo otro árbol algo más joven-. Si todos somos grandes y hermosos volverá la gente, y nos cuidarán más, y los pajaritos se repartirán entre todos. Y todos seremos felices.
Viendo esto, Caylon decidió hacer caso a sus amigos, y en poco tiempo se esforzó por recuperar su alegría. Mientras tanto, los pájaros que lo habían abandonado fueron volviendo a los demás árboles. Esto hizo que la gente empezara a visitarlos para oír el canto de los pájaros, y volvieran a cuidarlos.
De pronto un día un pajarillo se posó en una de las ramas del recuperado árbol Caylon. El árbol fue muy amable con él y le ofreció la mejor de sus ramas para hacer su nido.
Caylon se llenó de vida de nuevo y nunca más volvió a quedar un solo árbol triste en aquella ciudad.