El misterio del lobo que solo Pedro veía
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El misterio del lobo que solo Pedro veía

Edades:
A partir de 6 años
El misterio del lobo que solo Pedro veía Pedro cuidaba las ovejas de su abuelo y de otros vecinos del pueblo. Las sacaba a pastar por la mañana y volvía con ellas al atardecer. Un día, cuando fue a buscar a las ovejas, como todas las mañanas, vio algo que le sorprendió, así que fue a dar la voz de alarma.

-¡El lobo! ¡El lobo! ¡Que viene el lobo a por las ovejas!

El abuelo y los otros vecinos acudieron corriendo a ver qué pasaba. Pero por allí no parecía haber ni lobo ni huellas de ningún otro animal.

-De verdad, que he visto al lobo -dijo Pedro.

-Si es por la cosa de hacer la gracia, te lo pasamos una vez -dijo el abuelo-, pero ni una más. Así que, como decía mi padre, arreando que es gerundio.

-¿Cómo? -dijo Pedro.

-Que te vayas ya con las dichosas ovejas antes de que alguno de estos que todavía están en pijama te de un buen pescozón en el cogote.

Pedro no había terminado de entender a su abuelo, pero lo último no le dio muy buena espina, así que se fue con las ovejas. El día pasó como todos los demás, sin novedades.

Pero al día siguiente Pedro volvió a ver algo. Esta vez sacó su móvil y le hizo una foto antes de gritar avisando de que venía el lobo.

-¿Otra vez? -le dijo su abuelo-. Mira que te lo avisé.

-Hoy tengo pruebas -dijo Pedro-. Mira, he hecho una foto con el móvil.

-¡Qué móvil ni qué patrañas! -dijo el abuelo-. Ya he visto yo muchas bobadas en esos tratos. Hoy el pescozón te lo doy yo.

Pedro salió corriendo justo a tiempo y se libró del golpe, pero a punto estuvo de encajarlo.

Durante todo el día Pedro estuvo pensando qué hacer. Él tampoco había visto huellas de lobo, pero seguro que algo había visto. Analizó la foto, pero no se veía muy bien.

-Si no hay huellas de lobo seguro que un lobo no es -dijo Pedro-. Mañana madrugaré más y me esconderé cerca de las ovejas a ver qué pasa.

YEl misterio del lobo que solo Pedro veía eso hizo. Cuál fue su sorpresa cuando vio que el lobo era un tipo no muy grande disfrazado que se acercaba. Pedró le dejó, a ver qué hacía. Cuando le vio salir con una oveja cargada a los hombros le dio el alto. Pero como el hombre no paraba Pedro salió corriendo y le derribó. Entonces volvió a gritar:

-¡El lobo! ¡El lobo! ¡He pillado al lobo!

Cuando todos salieron y vieron lo que pasaba no se lo podían creer. El abuelo se disculpó y todos le felicitaron por su ingenio y valentía.

-¡Le has dado la vuelta al cuento, chaval! -le decía la gente.

-Pues parece que sí -se reía Pedro-. De vez en cuando hay que dejarse de prejuicios y abrir un poco la mente.
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