Carla jugaba en su habitación con sus muñecas y sus bloques de construcción. Había hecho un castillo enorme con salón, dormitorio, sala de fiestas, gimnasio e incluso un spa.
Carla tenía muchos juegos divertidos y se lo pasaba en grande, pero muchas veces añoraba un poco de compañía. Muchas veces mamá jugaba con ella, pero últimamente no podía porque no se encontraba muy bien. A mamá se le había puesto la barriga tan grande que estaba siempre cansada.
La niña tenía tantas ganas de tener a alguien con quien jugar que se le ocurrió una idea.
-¿Mamá, puedo tener un perro? -pregunba Carla de vez en cuando.
-No, hija, ahora no es buen momento -dijo mamá.
-Y si se lo pido a Papá Noel este año, ¿me lo traerá? Siempre me trae todo lo que quiero -dijo Carla.
-No, hija, este año Papá Noel tiene otros planes -dijo mamá-. Pero no te lo puedo decir. Es un secreto
-Pero yo quiero un perro -dijo Carla.
-No puede ser -dijo mamá-. Pero lo que trae este año Papá Noel es mucho mejor.
Carla se fue llorando a su habitación mientras gritaba:
-¡Yo quiero alguien para jugar! ¡Lo demás me da lo mismo! Pero a ti te da igual, por supuesto, porque como tienes otro bebé en la barriga yo ya no te importo.
-Este año en Navidad tendrás un regalo muy especial -dijo mamá.
Pero Carla no contestó.
La día siguiente era Nochebuena. Era muy temprano cuando el papá de Carla fue a despertarla.
-Hija, tenemos que irnos. Tengo que llevar a mamá al hospital. Tengo que llevarte a casa con la abuela.
Pasaron las horas y los papás de Carla no volvían. La niña empezó a preocuparse.
-Seguro que mamá está en el hospital por mi culpa -lloró la niña-. Ayer le dije cosas horribles. Solo quiero que vuelva. Abuela, ¿podemos ir a ver a mamá?
-Si nos vamos a lo mejor Papá Noel pasa de largo -dijo la abuela.
-Me da igual -dijo Carla-. Quiero estar con mamá.
Cuando Carla y sus abuelos llegaron a la habitación en la que estaban mamá y papá se encontraron una gran sorpresa. Mamá tenía en brazos un bebé y papá tenía otro.
-Mamá, ¡has tenidos dos bebés! -dijo Carla, muy emocionada.
-Ahora necesitaré que me ayudes un poquito -dijo mamá.
-Claro que te ayudaré -dijo Carla-. Y cuando crezcan ya tendré con quien jugar.
-Podrás jugar con ellos muy pronto, hija -dijo mamá.
-Ahora ya nunca me quedaré sola -dijo Carla-. Gracias mamá. Es verdad, este año he tenido el mejor regalo de Navidad del mundo. Y no me lo ha traído Papá Noel.