El mono que quería ser peluquero
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El mono que quería ser peluquero

Edades:
A partir de 4 años
El mono que quería ser peluquero Había una vez un mono que quería ser peluquero. El mono vivía en un zoo, rodeado de cientos de animales diferentes. Al principio ningún animal se le tomaba en serio, y le seguían la corriente.

—¡Qué bien, todos me apoyan! —pensaba el mono. El pobre no se había dado cuenta de que, en realidad, nadie le tomaba en serio.

Convencido que todos sus compañeros del zoo estaban encantados con su idea, el mono se las arregló para conseguir unos peines, unos cepillos y unas tijeras.

Los demás animales no podían creerlo cuando vieron al modo preparado con todo eso.

—A ver, ¿quién quiere ser el primero? —preguntó el mono.

Todos los animales miraron para otro lado, haciendo como si no fuera con ellos la cosa.

—¡Venga, no seáis tímidos! —insistió el mono.

Pero nadie contestó.

Sin embargo, el mono no se dio por vencido, pues pensaba que a sus compañeros les daba vergüenza. Así que el mono fue a buscar a su primer cliente.

—Empezaré a lo grande —dijo el mono para sí mismo. Y fue a ver al león.

—Vamos, amigo león, déjame que peine y recorte un poco esa hermosa melena tuya —dijo el mono.

Como única respuesta el mono recibió un terrible rugido de advertencia.

El mono se retiró, pensando que el león preferiría ver primero cómo dejaba de guapos a otros animales.

—Iré a ver a las cebras —dijo el mono.

Pero las cebras tampoco quisieron que el mono les arreglara el pelaje. Lo mismo le ocurrió con los caballos, los tigres, los gorilas, los koalas, los canguros, los conejos y las ardillas.

Cuando acabó el día el mono no había conseguido peinar a nadie, ni mucho menos cortarle el pelo.

Ya volvía a su jaula cuando vio que una de las cuidadoras del zoo estaba en apuros. Se le había enredado el pelo en una valla y no era capaz de zafarse.

Sin pensárselo dos veces el mono fue hacia la cuidadora. Le enseñó el peine y las tijeras, mientras simulaba que le cortaba el pelo.

La cuidadora entendió que el mono quería cortarle el pelo para liberarla.

—Por favor, ayúdame —dijo la cuidadora—. Pero ten cuidado.

El mono se puso a saltar y a chillar de alegría. Pero enseguida paró y se puso manos a la obra.

CEl mono que quería ser peluqueroon mucho esmero cortó el pelo que estaba enganchado a la valla. Pero al ver cómo había quedado la melena de la cuidadora enseguida empezó a arreglarla. En pocos minutos le había dejado un corte de pelo digno de una peluquería de lujo.

Cuando la cuidadora se miró en el espejo y vio el resultado se puso muy contenta.

—A partir de ahora vas a ser el peluquero oficial del zoo —le dijo la cuidadora al mono.

Y así fue. Todos los animales pasaron por las manos del mono peluquero. Incluso los cuidadores dejaban al mono que les arreglara el pelo.

Pronto la noticia se hizo viral y al zoo llegaron visitantes de todo el mundo a ver a aquel mono cortar el pelo. Hasta los visitantes hacían cola para que el mono peluquero les retocara el corte o les peinara un poco.

Y así fue como el mono que quería ser peluquero logró su sueño y, además, hizo feliz a mucha gente.
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