El pato rockero
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El pato rockero

Edades:
A partir de 4 años
El pato rockero En la Laguna Verde había un montón de animales. Lagartos marrones, grandes tortugas, sapos saltarines, cisnes blancos, patos negros y de otros colores que convivían en armonía o eso parecía.

La reina de la charca era la Rana Tica. Ella decía a qué horarios podían nadar unos u otros, si podían comer mucho o poco y como tenían que mostrarse a los demás cada grupo de animales. Tica decía que muchos visitantes venían a verlos y que tenían que ser los animales de la laguna más guapos. Todos accedían a esto y vivían tranquilos.

Pero un día una patita blanca tuvo un hijo, un precioso patito que nació de color amarillo. A medida que fue creciendo todos iban viendo que esta cría de la patita era diferente. Tenía un color amarillo como ninguna, unas patitas oscuras, pero además tenía una cresta en la cabeza. La Rana Tica no le quitaba el ojo de encima. No le gustaba nada. La diferencia para ella no era bonita, así que iba a esperar unos meses, pero si no tendría que hablar con la mamá pato a ver qué hacían con su pequeño.

El tiempo pasó y el pato pasó a llamarse Tomy. Era un pato feliz,aunque él se daba cuenta de que no tenía amigos. El resto de patos, tortugas y lagartos apenas le hablaban. Su madre ya le había contado que a la rana mandona no le gustaba nada que él fuera diferente, pero entre su madre y él conseguían estar contentos y tranquilos igualmente.

Tomy practicaba todos los días para ser un buen nadador y dedicaba tiempo a una de las cosas que más le gustaba hacer: cantar.

Una tarde de nubes oscuras la Rana Tica fue a su zona en la laguna y le dijo:

-Tomy, ya han pasado muchos meses y te he dado una oportunidad para que hagas lo mismo que nosotros, pero no es así. Tu color de plumas, tu pico y tus patas no me gustan y, además, decides ponerte a nadar y cantas alejado del resto. Cuando llegue el verano tendrás que irte de la Laguna Verde.

-Vamos a hacer un juego. Si yo consigo que los visitantes disfruten y me valoren me quedaré en Laguna Verde para siempre.

-Eso es imposible. ¿A quién le vas a parecer guapo y entrañable? Acepto tu reto.

Mamá pato se enfadó con Tomy. ¿Cómo se le había ocurrido hablar con la Rana Tica y plantearle semejante locura? Aun así, la patita estaba preocupada, no se quería ir de Laguna Verde así que intentaría apoyar a su hijo en todo.

Tomy decidió que para que todos los visitantes se pararan en su zona de la laguna se iba a convertir en El Pato Rockero. Si cantar es lo que más le gusta, por qué no disfrutar de hacerlo y que los demás lo valoren.

Tomy ensayaba día y noche y ya algunos de sus vecinos iban acercándose para verlo. Era un pato diferente, pero no importaba, porque él se cuidaba a sí mismo que era lo importante.

Cuando llegó el verano, la época en que la Laguna Verde recibía más visitas, Tomy ya estaba preparado incluso había decidido mojar su cresta y convertirse en El Pato Rockero. El primer día se puso muy nervioso y cuando veía llegar a niños con sus padres que venían a verlo se le caían plumas amarillas al agua del miedo pero una vez que empezaba a cantar se olvidaba de todo. Su cua-cua se hizo famoso y la mayoría del tiempo esa zona de la laguna tenía visitantes y la otra parte con todas las tortugas y cisnes blancos iguales estaba vacía.

El pato rockeroAl llegar el otoño la Rana Tica fue en su encuentro:

-Hola Tomy. ¿Ahora te llamas El Pato Rockero, verdad? Ha sido una locura, pero lo has conseguido. No puedo decir que ya no eres diferente pero si puedo decir que la gente está bien visitándote y muchos de los animales se han hecho tus amigos así que no te puedo decir que te vayas de Laguna Verde. Nos veremos por mi reino muchos años.

-Rana Tica, muchas gracias. Tu disfrutarías mucho más si aprendieras a valorar la diferencia seguro que así tendrías verdaderos amigos a tu alrededor.

La Rana Tica no le contestó y se fue dando saltos sobre las piedras. Tomy, el pato rockero, se fue con su mamá pata, que estaba muy contenta y ya tranquila. Ambos se juntaron con sus nuevos amigos a celebrarlo a ritmo de Cua-Cua.
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