El pequeño David y el gran Goliat
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El pequeño David y el gran Goliat

Edades:
A partir de 6 años
Valores:
El pequeño David y el gran Goliat Hace mucho tiempo, en el antiguo Reino de Israel, nació, David, el hijo pequeño de un pastor de Belén. David era un niño de familia humilde que ayudaba a su padre con las ovejas mientras sus hermanos mayores luchaban en el ejército del rey Saúl, primer rey de Israel, contra los filisteos.

Los filisteos tenían aterrorizados a los soldados del rey Saúl, pues entre su filas había un guerrero de estatura descomunal llamado Goliat. Durante muchos días Goliat gritó a los israelitas que eligieran a un hombre que peleara con él.

-Que el más valiente de entre vosotros, israelitas, luche contra mí. Si él gana nosotros, los filisteos, seremos vuestros esclavos, pero si pierde, seréis vosotros, israelitas, quienes se sometan.

Nadie quería luchar contra el gran Goliat, el guerrero más grande y temible de todos los tiempos.

Todos los días el joven David llevaba comida a sus hermanos al campamento. Un día, David fue antes de lo habitual, por lo que escuchó la amenaza del Goliat.

-¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué nadie quiere luchar? -preguntó David a sus hermanos.

-Goliat lleva cuarenta días así, pero nadie tiene suficiente valor para enfrentarse a ese gigante malhumorado -respondió uno de sus hermanos.

-Si nadie lo hace, entonces iré yo -dijo el joven David.

Los hermanos de David se enfadaron muchísimo.

-La guerra no es cosa tuya, niño enclenque -le dijo el mayor de sus hermanos-. Tu lugar está junto a padre, cuidando ovejas.

-Yo derrotaré al gigante -insistió David.

Algunos soldados que oyeron la conversación fueron corriendo a avisar al rey Saúl. El rey se acercó a ver a David y le dijo:

-Joven David, no puedes luchar contra Goliat. Eres pequeño y joven, y Goliat es un gran guerrero con experiencia.

-Seré pequeño, pero soy valiente -dijo David-. Yo maté un oso y un león que se llevaron las ovejas de mi padre. Acabaré con ese filisteo también. Dios me dará ayuda.

-Ve entonces -dijo el rey Saúl- y que Dios esté contigo.

David cogió cinco piedras de un río cercano y las metió en su morral, junto a su honda. Fue entonces hacia donde estaba Goliat y le dijo:

-El pequeño David y el gran GoliatGoliat, aceptó el desafío. Yo lucharé por mi pueblo.

Goliat se enojó mucho. No podía creer que el rey Saúl mandase a un joven y pequeño pastor a luchar. Pero, aún así, aceptó.

-Acabaré contigo en un abrir y cerrar de ojos, pequeña alimaña -bramó Goliat.

-Tú vienes a mí con una espada, una lanza y una jabalina, pero yo voy contra ti en nombre de Dios. Con su ayuda te derribaré.

Entonces, David cogió su honda, colocó una piedra y la lanzó contra Goliat. La piedra impactó en la frente del gigante con tanta fuerza y precisión que le hizo caer al suelo, derrotado.

Así fue como el joven y valiente David liberó a los israelitas de los filisteos y dio una lección de valor, habilidad y fe a todo su pueblo.
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