Antes de ser monarca, el rey Pelayo era un noble visigodo. Se le conoce porque inició la Reconquista en el año 722 tras obtener la victoria en la batalla de Covadonga (Asturias) sobre el ejército musulmán. La verdad es que hay poca documentación sobre su vida. Por lo tanto, ha habido muchas versiones sobre lo que realmente hizo.
Según la tradición visigoda, el rey no transmitía a sus hijos la corona por herencia, sino que eran los nobles los que elegían al rey.
Los problemas vinieron cuando el rey Witiza nombró sucesor a su hijo Agila sin consultar a los nobles. Para defenderse, Agila y sus partidarios pidieron ayuda a los musulmanes. En el año 711 estos llegaron y decidieron quedarse en la Península Ibérica. Como consecuencia, un grupo de visigodos, incluido Pelayo, se refugiaron en la zona de las montañas de Asturias. Primero en Cangas de Onís, una pequeña localidad asturiana, y después en la cueva de Covadonga, en plena montaña.
Por aquel entonces, toda la Península Ibérica estaba ya en manos de los musulmanes. Pelayo, aunque estaba refugiado en Asturias, tuvo que seguir pagándoles impuestos. Enfadado, convenció a sus vecinos visigodos para que se unieran a él y emprendiesen una revuelta popular. Lo primero que hicieron fue dejar de pagar esos impuestos.
Después, en la localidad asturiana de Cangas de Onís, nombraron príncipe a Don Pelayo en el año 718. Los musulmanes quisieron entonces luchar contra este grupo de personas que aún resistían y enviaron a un ejército de 10.000 soldados para luchar contra tan solo 400 guerreros. Fue la famosa batalla de Covadonga que daría paso a la expulsión de los musulmanes de toda la Península.
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omo conocían mejor el terrero, los antiguos visigodos ganaron la batalla al ejército musulmán. Esta fue la primera victoria cristiana y fue, además, el comienzo de la Reconquista de la Península Ibérica, que por aquel entonces era en su totalidad territorio musulmán.
Se constituyó el nuevo reino de Asturias con capital en Cangas de Onís. El rey Pelayo reinó hasta el año 737 y le sustituyó uno de sus hijos, Favila, que años después moriría como consecuencia del ataque de un oso. Algunos historiadores dicen que la batalla de Covadonga nunca existió. Otros dicen que sí, pero que se exageró un poco lo que realmente pasó.