Había una vez un pueblecito en el que se celebraba la Navidad de una manera muy especial. Pero una vez ocurrió algo extraordinario que estuvo a punto de acabar con toda la magia y la ilusión.Esto es lo que ocurrió.
Estaba todo listo para recibir la Navidad. Los niños habían depositado sus cartas en un gran buzón junto al gran árbol navideño instalado en la plaza del pueblo. Había luces de colores por todas partes. Niños y mayores se reunían para cantar villancicos y comer dulces. Todo era perfecto.
Era la víspera de Nochebuena. Al caer el sol todos los vecinos se reunían en la plaza, alrededor del árbol. Todos esperaban que Papá Noel hiciera lo de siempre: llegar con su trineo, abrir el buzón y se llevarse las cartas que con tanto amor habían depositado los niños.
Pero en esta ocasión alguien se el adelantó. Unos encapuchados llegaron en una enorme furgoneta y se llevaron el buzón, con cartas y todo. Detrás llegó Papá Noel, pero ya era demasiado tarde.
-Volveré más tarde, amigos -dijo Papá Noel a los vecinos-. Tendréis que recuperar las cartas para entonces.
Se oían gritos, sollozos, lamentos… ¿Cómo iban a recuperar las cartas?
Pero allí estaba el detective Montilla, pensando qué hacer.
-Amigos, tenemos que darnos prisa -dijo el detective Montilla-. Vamos organizarnos. Los niños que se queden aquí, montando guardia. Los adultos, seguidme. Daremos con los ladrones y recuperaremos el buzón.
Pero pasaban las horas y de los ladrones, ni rastro. Ninguna pista era buena. Pero el detective Montilla no se rendía. Volvía a empezar.
Finalmente, sonaron los móviles. Papá Noel había vuelto y era su última oportunidad.
-
Lo hemos intentado y hemos fracasado -dijo el detective Montilla-. Volvamos a la plaza. Tenemos que darle la noticia a los niños.
Cuando volvieron Papá Noel ya se había ido.
-Tenemos que daros una mala noticia -dijo el detective Montilla-. No hemos encontrado las cartas.
-No pasa nada, las hemos vuelto a escribir mientras esperábamos -dijo uno de los niños.
-Y no nos hemos olvidado de vosotros -dijo otro-. Os hemos incluido también.
Todos los adultos aplaudieron, sorprendidos por la gran iniciativa de los niños.
Y así fue como todos los habitantes de aquel pueblo recibieron sus regalos de Navidad, a pesar del robo que habían sufrido.