La noche tiñe de oscuridad el cielo. No hay estrellas y la luna se preocupa. ¿Qué está pasando?
Intenta hablar con el sol, pero este no sabe nada. En el silencio de la noche aparece una estrella pequeñita que le explica:
- Luna, lunera, he oído que hay un conflicto en la Tierra. Los colores están cansados de que los más importantes sean el blanco y el negro y se va a organizar un torneo para disputarse el título del color más importante. Yo me he escondido, porque tengo mucho miedo a la fuerza del color rojo, que tiña el cielo y se tape mi brillo.
-¿Qué me dices, Estrellita? ¿Puede ser eso posible? Esperaremos a mañana por la noche y veremos qué pasa.
-Me quedaré a tu lado, Luna lunera, para observar qué sucede y poder esconderme en tu cara oculta.
-Muy bien, Estrellita.
Amaneció un nuevo día y, tras los rayos de sol, las nubes y el viento llegó la oscuridad de la noche. La luna estaba expectante y supo que algo pasaba cuando, de repente ,empezó a divisar a lo lejos cómo el cielo se llenaba de líneas azules.
- Chummmm, chummm- pintaba líneas una mano de color azul-. Hola luna soy el color azul. Estoy intentando llegar al espacio y conquistar el universo. Porque si el cielo es de color azulado por algo será. Tengo que ser el color más importante.
A la luna no le dio tiempo a contestar cuando se divisó una bola de fuego que me venía a la velocidad del rayo.
- Rasssss. Soy el superpoder del color naranja. Y el color más importante es el mío. ¿No veis que el sol irradia mi color por algo?
- No me enfades, color naranja. Yo soy la Luna y soy igual de importante que el sol y no tengo color naranja.
- Ja, ya lo tendrás cuando gane el torneo -dijo la bola naranja alejándose.
La luna estaba desconcertada cuando, de repente, aparecieron corazones y flores en el universo de la noche. Le pareció muy bonito y enseguida supo quién exhibía su poder. ¡El color rosa!
-Hola Luna ¿Cómo no te voy a gustar? Soy el rosa. El mejor, porque soy el color del amor.
La luna sonrió y el color rosa se fue. De repente, sucedió algo que nadie se esperaba. Las nubes se unieron y empezó a llover. Caían unas gotas enormes que inundaron el cielo, la luna quedó cubierta por todas ellas y todo el universo se veía negro. Ese negro poderoso que gritaba con fuerza:
- ¡¡Yo soy el rey de los colores!!
Cuál fue la sorpresa de todos los que asistieron aquel día a la noche del torneo universal de los colores que un manto enorme empezó a cubrir todo el cielo infinito y estaba formado por los siete colores de lo que era conocido en el cielo como El Arcoiris.
Estrellita asomó su punta de estrella detrás de la luna lunera y le preguntó:
- ¿Qué es esto, Luna?
- Es el arcoíris. Se juntan todos los colores y forman este espectáculo muy bonito. Es una pena que se dejen ver tan poco.
Cuando el arcoíris acabó con la existencia del color negro, Luna le preguntó al color amarillo, que fue el primero que se encontró:
- ¿Cómo es que al final os habéis unido?
- Ay Luna, porque todos nos dimos cuenta de que nos peleábamos por separado para batir al más grande y la única forma de conseguir ser algo bonito que esté por encima del color negro es juntarnos y mostrar cada uno nuestra belleza.
- Cómo me alegro – dijo la Luna.
Y de repente todas las estrellas del cielo salieron de su escondite y se pusieron a aplaudir.