Francisco y el pozo de fuego (cuento cristiano)
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Francisco y el pozo de fuego (cuento cristiano)

Edades:
A partir de 8 años
Valores:
Francisco y el pozo de fuego (cuento cristiano) Eran las cinco de la tarde. Paquito estaba deseando que llegara Raúl, su catequista, porque tenía una importante pregunta que hacerle. Cuando Raúl llegó Paquito no pudo contener los nervios, y le espetó:

-Raúl, estoy muy preocupado. He leído que San Francisco de Asís, mi santo, ¡se metió en un pozo de fuego!

Raúl miró a Paquito con dulzura y le dijo:

-La verdad es que no llegó a meterse en el pozo de fuego. ¿Quieres que te cuente la historia?

-Por supuesto.

Cuando todos los niños estuvieron reunidos, Raúl les contó la historia:

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-Espera, espera, Raúl -interrumpió Paquito-. ¿No nos ibas a contar la historia de San Francisco de Asís?.

-En eso estoy -dijo Raúl. Y continuó con la historia.

<francesco. Fuera como fuere, el caso es con ese nombre se quedó: Francesco o, lo que es lo mismo, Francisco.

Como hijo de familia acomodada, Francisco era ambicioso y quería ser una persona de éxito, como todos sus iguales. Sin embargo, el destino tenía preparado algo bien distinto él. Tras varios años de conflictos armados, en 1202 el joven Francisco fue capturado como prisionero de guerra y, durante al menos un año, estuvo cautivo. El cautiverio cambió a Francisco.

Tras ser liberado, Francisco pensaba seguir luchando, pero una noche soñó con una voz que le decía que volviera a casa. Y Francisco volvió a Asís. Muchos se sorprendieron, pues no parecía el mismo. Su carácter alegre y jovial no había cambiado, pero a menudo lo descubrían en ensimismado en solitarias meditaciones. Pero lo que más sorprendió a todos fue el desapego a las cosas materiales y mundanas que antes habían atraído tanto al muchacho.

Un día, al verlo tan quieto y pensativo, sus amigos le preguntaron si estaba pensando en casarse. Francisco contestó:

-Estáis en lo correcto, pienso casarme, y la mujer con la que pienso comprometerme es tan noble, tan rica y tan buena que ninguno de vosotros visteis otra igual.

-¿Qué dama tan maravillosa es esa? -le preguntaron.

-Esa dama tan hermosa es la pobreza.>>

-Pero, ¿eso qué tiene que ver con el pozo de fuego? - preguntó Paquito.

-Vale, vale, iré al grano -dijo Raúl.

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En su afán por evangelizar al pueblo y llevar la Palabra de Dios a todos los rincones del mundo, en el año 1219 Francisco fue a Egipto con el firme propósito de convertirse en mártir de la Iglesia tras convertir a muchos musulmanes al cristianismo.

Francisco decidió apostar alto y consiguió ser recibido por el sultán Malek-el-Kamel, a quien quería convertir.

-Yo sé que el cristianismo es la fe verdadera -dijo Francisco-, tú dices que es el Islam. Pongamos a prueba nuestra fe y descubramos cuál es la fe verdadera. Hagamos la prueba de fuego, tus estudiosos y yo, a ver quién la supera.

Francisco y el pozo de fuego (cuento cristiano)Francisco estaba convencido de que su fe era la verdadera y estaba dispuesto a arriesgarse por ello, pero los musulmanes rehusaron hacer la prueba.

-Entonces dejadme que yo os demuestre cuál es la verdadera fe -dijo Francisco-. Me meteré en un pozo de fuego. Si soy capaz de salir de él sin herida alguna, vosotros aceptaréis que Dios me ha protegido y os convertiréis al cristianismo.>>

-¡Entonces entró en el pozo y no se quemó! -exclamó Paquito.

-Espera, espera, no seas impaciente -dijo Raúl-. El sultán tampoco aceptó la oferta de Francisco. Sin embargo, verlo tan seguro le sorprendió y, en vez de echarlo o, aún peor, de castigarlo por su osadía, le dejó predicar por sus tierras.

-Pues hubiera molado que se hubiera metido en el pozo de fuego-dijo Paquito.

-Tal vez -dijo Raúl-. El próximo día os contaré más historias.

Paquito se quedó pensando en lo valiente que fue Francisco, y decidió que él también quería ser valiente. Y es que la verdadera fuerza nace de la confianza y la fe, como la de San Francisco de Asís.
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