La ardilla Lala y el conejo Pompón
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La ardilla Lala y el conejo Pompón

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La ardilla Lala y el conejo Pompón Érase una vez, una ardilla y un conejo que crecieron juntos en el bosque. La ardilla se llamaba Lala y el conejo Pompón. Siempre habían estado juntos pero eran muy diferentes. Pompón era un conejo muy vago y perezoso y Lala era una ardilla muy despierta y trabajadora.

Ya eran mayores y era hora de irse a vivir a sus propias casas. Un día, los dos hablaron de dónde iban a ir:
- Pompón, ¿tú dónde vas a ir a construir tu casa? – le preguntó Lala
- ¿Construir? No pienso construir nada. Buscaré un hogar vacío y me quedaré allí a vivir. – dijo Pompón

Lala, que era muy inteligente, pensó que lo mejor era construir una casa donde poder refugiarse del frío del invierno, del calor del verano, de los animales malvados del bosque, de las lluvias y de las tormentas.

Durante un tiempo, buscó un montón de cosas para su nueva casa hasta que por fin se puso a construirla.

Un día, Pompón vio a Lala trabajando en su casita y le dijo:
- Lala, mientras tu trabajas yo estoy divirtiéndome. ¡Estás perdiendo el tiempo! Busca una casa cualquiera y ven a jugar.
- ¡Déjame tranquila! Mi casa va a ser muy resistente y acogedora. ¿Tu ya has encontrado tu casa?
- ¡Pues claro! ¡Y no he perdido ni la mitad del tiempo que has perdido tú! - contestó Pompón en tono burlón.

El conejo había encontrado una casita abandonada hecha con ramas, hojas y paja y se había quedado allí a vivir. Era tan vago que no había querido esforzarse en construir una casa mejor. No pensó que cuando llegase el invierno y el frío esa casa no iba a servirle.

Mientras Pompón jugaba y daba envidia a Lala, ella seguía trabajando mucho hasta que por fin terminó su casa.

Le quedó una casa muy bonita y resistente. Había utilizado ladrillos, cemento y madera e incluso se había construido una chimenea para calentarse en invierno.

Pompón y Lala por fin vivían en sus nuevos hogares y volvieron a pasar mucho tiempo jugando y divirtiéndose al sol. Pero cuando llegó el frío, la lluvia y la nieve del invierno tuvieron que resguardarse en sus casas.

Un día de ese invierno tan frío, llovió tanto que la casita vieja de Pompón se inundó y todo se llenó de agua. Tuvo que salir nadando de su casa y fue corriendo a casa de Lala.
- ¡Lala!, ¡mi casa está llena de agua! – gritaba Pompón
- Te dije que cuando llegara el invierno esa casa no te serviría y que era mejor esforzarse y trabajar en construir una casa resistente – le contestó Lala

Pero Pompón, que era muy perezoso, no quería construir una nueva casa, así que se las apañó para sacar el agua de dentro y seguir viviendo ahí.

ELa ardilla Lala y el conejo Pompónl invierno seguía siendo muy frío y un día nevó tanto que la casa de Pompón se llenó de nieve y el pobre conejo se quedó atrapado sin poder salir.
Lala, que era muy lista, vió que había nevado mucho y rápidamente pensó en su amigo Pompón. Sabía que algo podía ir mal así que fue a su casa a ver si estaba bien.

Cuando llegó, vio que Pompón estaba atrapado en esa casa vieja. Todo estaba lleno de nieve y ni siquiera podía abrir la puerta de esa casucha. Pero Lala se esforzó mucho, quitó toda la nieve y por fin salvó a Pompón.
- Lala, llevabas razón. Debería haberme esforzado más y haber trabajado en construir una casa fuerte y resistente – dijo el conejo muy asustado y arrepentido.
- Aún puedes hacerlo Pompón y si quieres yo puedo ayudarte.

Así que los dos se pusieron a trabajar para construir una nueva casa para Pompón. Se esforzaron mucho durante varios días hasta que por fin el conejito tuvo una casa resistente, fuerte y calentita.
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Análisis de sus valores
Este cuento nos recuerda que debemos trabajar y esforzarnos por conseguir lo que queremos. Si no lo hacemos y nos conformamos con cualquier cosa - tal y como le ocurre al conejito Pompón - posiblemente acabaremos arrepintiéndonos de no habernos esforzado a tiempo.

Por otro lado en este cuento destaca el valor de la amistad que existe entre los dos animalitos.
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