Jaime era un niño ciego al que le encantaba la música. Desde pequeño, Jaime escuchaba un montón de bandas de música de rock, jazz, pop, funk, etcétera.
A Jaime le gustaba tanto que siempre decía:
- ¡Algún día tendré mi propia banda de rock!
En el colegio, los niños preferían hacer otras cosas, como jugar al baloncesto. Los amigos de Jaime siempre le decían que jugase con ellos, pero para él era muy difícil, porque no podía ver, así que siempre se quedaba escuchando su música.
Había algunos niños que se metían con él y le decían cosas muy feas:
- ¡Tú nunca podrás hacer nada normal, porque eres ciego!
Jaime se ponía muy triste cuando aquellos niños se reían de su ceguera, pero siempre se ponía su música y eso le alegraba tanto que se olvidaba de las burlas.
Un día, Jaime tuvo una idea y se la comentó a sus mejores amigos:
- ¡Quiero tener mi propia banda de rock!, ¿Queréis formarla conmigo? – les preguntó.
- Pero Jaime, nosotros no sabemos tocar ningún instrumento y tu eres ciego,
- ¿Cómo vamos a hacerlo? – le contestaron.
Jaime sabía que él tenía un don especial y les prometió que conseguiría enseñarlos a tocar instrumentos y a hacer las mejores canciones de rock del mundo. Y sus amigos, al verlo tan seguro, confiaron en él. Además, como para Jaime era muy complicado jugar a cualquier deporte y no participaba casi nunca, esta era una buena manera de hacer cosas juntos.
Jaime y sus amigos estaban súper contentos con su banda de rock y, poco a poco, fueron ensayando y aprendiendo a tocar canciones divertidísimas.
Pero un día, aquellos niños malos se enteraron de lo que Jaime y sus amigos estaban planeando:
- ¡Jajaja! ¿Vais a montar una banda de rock? ¡Eso es imposible! ¡Jaime es ciego! – se burlaban.
Pero Jaime no hacía ni caso y siguió peleando por su sueño, hasta que un día, después de muchos ensayos con sus amigos, decidieron hacer un concierto en el patio del colegio.
Jaime estaba muy nervioso, pero allí estaba su familia y también sus amigos dándole todo el apoyo:
- ¡Vamos Jaime! ¡Demuestra lo que sabes hacer!
Jaime y sus amigos comenzaron a tocar y todos comenzaron a bailar. Lo pasaron genial. Fue un concierto divertidísimo. Al final, todos aplaudieron un montón, incluso los niños malos, quienes se dieron cuenta de que Jaime, a pesar de ser ciego, tenía un don mágico con la música.
Jaime dio así una lección a todo el mundo y les enseñó que, a pesar de las limitaciones, es posible hacer grandes cosas si se pone el empeño necesario.