En una acogedora colonia subterránea, vivía Patitas, un pequeño hámster que siempre se escondía en su madriguera cuando veía una sombra o escuchaba un ruido extraño. Y allí se quedaba, leyendo pequeños libros de aventuras, a ver si se le pasaba el miedo.
—¡Patitas, no puedes esconderte siempre! —le decía Bolita, una hámster anciana con pelaje plateado—. El mundo es grande y hermoso, y está esperando ser descubierto. Que un gato te separara de tu familia cuando eras un bebé no significa que no puedas salir de ese agujero.
Patitas lo intentaba, pero tenía mucho miedo.
Un día, un zorro astuto y hambriento descubrió la entrada de la colonia. Todos los hámsteres empezaron a correr de acá para allá.
—¡Tenemos que hacer algo! —gritó Patitas, olvidando por un momento su miedo.
Guiado por Bolita, Patitas se aventuró en el bosque oscuro. Los árboles se alzaban altos y amenazantes. Sus ramas se entrelazaban como manos esqueléticas y el viento silbaba entre las hojas secas, creando un murmullo constante.
—Debemos buscar al águila en la montaña —dijo Bolita—. Ella nos ayudará.
Fue un viaje largo y duro. Lo que más asustó a Patitas por su paso por el borde de un río caudaloso. Menos mal que recordó una historia que había leído y se lo ocurrió construir una balsa con ramas y hojas y pudo remar con todas sus fuerzas, que si no…
Al llegar a la montaña del águila, Patitas pidió ayuda. El águila, viendo el coraje del pequeño hámster, aceptó.
Mientras tanto, en la colonia, el zorro intentaba cavar para llegar a los hámsteres. Pero estos, recordando las historias que Patitas les leía, idearon trampas y pasadizos falsos para confundirlo.
Cuando Patitas regresó con el águila, el zorro, al ver a la majestuosa ave, huyó despavorido.
La colonia celebró la valentía de Patitas, y él, con una sonrisa en su rostro, se dio cuenta de que el verdadero valor no se encuentra en el tamaño, sino en el corazón.
Desde aquel día, Patitas ya no se escondía ante cualquier sombra o ruido. Había descubierto que, con valentía y amigos a su lado, podía enfrentar cualquier desafío