En esta ocasión vamos a conocer al célebre científico italiano Galileo Galilei. Vivió en la época del Renacimiento. En concreto, nació en 1564 en Pisa, la ciudad italiana de la famosa torre inclinada. Fue un hombre muy culto, independiente y combativo. Era el mayor de siete hermanos.
En la Universidad de Pisa estudió medicina, pero no terminó la carrera porque no le gustaba. Lo que en realidad le interesaba eran las matemáticas, estudios a los que sumó los de filosofía y literatura. Comenzó a dar clases particulares de matemáticas en Florencia y a utilizar el método científico moderno. Hasta entonces solo se trabajaba según las enseñanzas de los grandes sabios de la antigüedad como Aristóteles.
Para comprobar sus experimentos, Galileo se centraba en la observación de los hechos. Entre sus inventos más conocidos destaca la máquina para elevar agua y el telescopio. Este último permitió observar la Luna por primera vez. Descubrió además cuatro satélites de Júpiter. De todos modos, su hallazgo más importante fue el que le causó más problemas por raro que parezca. Galileo afirmó con todas sus pruebas y estudios en la mano que la Tierra no era el centro del universo, sino el sol. Lo que sostenía lo primero era la teoría geocéntrica y la segunda, la que él defendía, la heliocéntrica. Plasmó su teoría del heliocentrismo en un texto que llamó “El Mensajero Sideral”, dedicado al gran duque de Toscana Cosme II de Médici.
Todos estos descubrimientos científicos de Galileo hicieron que la inquisición de la iglesia católica le juzgase por negar lo que hasta entonces se había creído, por decir que la Tierra no era el centro del universo sin que nadie se atreviese a discutirlo. El interrogatorio al que le sometieron duró 20 días. Se le declaró culpable después de que Galileo renunciase a defenderse y a arrepentirse de forma pública por sus afirmaciones. Como castigo, le obligaron a pronunciar de rodillas la renuncia a su doctrina y fue condenado a prisión perpetua. Años más tarde, esta pena fue suavizada y le permitieron cumplir su encierro en una vivienda cercana al convento donde estaba su hija Virginia. Ahí vivió hasta 1642.
Una de las frases más famosas de Galileo es la que dice que “Todas las verdades son fáciles de entender, una vez descubiertas. La cuestión es descubrirlas”. Y él lo que descubrió fue que, en el centro del Universo, no estaba la Tierra, sino el Sol.