En un pequeño bosque vivían tres ardillas. Al principio las ardillas no se llevaban bien y se peleaban mucho. Había poca comida y todas querían llevársela a su madriguera para almacenarla para el invierno.
Pero, con el tiempo, las ardillas aprendieron a respetarse y a ayudarse, pues se dieron cuenta de que, mientras ellas peleaban, otros animales se llevaban la comida por la que discutían. Entre las tres resolvieron ponerse de acuerdo para protegerse y ayudarse mientras recolectaban la comida.
Poco a poco y sin darse cuenta, las tres ardillas se hicieron amigas. Si algún día alguna de ellas no salía puntual de su madriguera las otras dos iban a verla y la ayudaban a solucionar cualquier problema que tuviese.
Un día una de las tres ardillas se llevó un buen susto. Al regresar a su madriguera descubrió que mucha de la comida almacenada había desaparecido. Se acercaba el invierno y quedaba poco tiempo para recolectar comida. Con la que quedaba no tendría suficiente para sobrevivir.
La pobre ardilla se quedó muy triste y desconsolada, y se puso llorar hasta que se quedó dormida. A la mañana siguiente, cuando las otras dos ardilla vieron que no llegaba, la fueron a ver. Al descubrir lo que había pasado intentaron darle ánimos.
-Vamos amiga, hay que ponerse a trabajar -dijo una de las ardillas-. Tienes que recoger mucha comida si quieres sobrevivir al invierno.
La pobre ardilla se dio cuenta de que llorando no solucionaría nada y se puso en marcha. No solo recogió mucha comida, sino que sus compañeras le habían llevado todo lo que habían recolectado ese día. Y lo mismo hicieron durante varios días más.
Gracias a sus amigas, la pequeña ardilla consiguió llenar su despensa para hacer frente al invierno.
-Sois unas verdaderas amigas -les dijo-. No solo me habéis ayudado a recoger comida. También me habéis animado a seguir adelante. No hubiera sobrevivido sin nosotras. Gracias.
El invierno pasó y las tres amigas volvieron a encontrarse. Ayudándose unas a otras consiguieron recolectar el doble de comida que el año anterior y proteger mejor sus madrigueras para protegerlas de los ladrones.