Mermelada de melocotón
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Mermelada de melocotón

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Mermelada de melocotón Era verano, la mejor época para comer melocotones ya que están en su punto ideal de maduración. Aquel año había habido una cosecha enorme. Nadie recordaba algo similar. Los árboles estaban cargados a rebosar. Apenas se veían las ramas porque las copas estaban llenas de frutos amarillos con un precioso tono anaranjado.

- Majestad, hay mucha fruta ¿qué hacemos? ¿consultamos a Doña Angelita?- preguntaron al soberano del lugar.
- No hace falta, la guardaremos en palacio – respondió molesto el joven ante la pregunta.

Pero la fruta es perecedera y como pronto comenzó a estropearse le tuvieron que preguntar nuevamente.

- Señor, la fruta se pudre ¿qué hacemos? ¿consultamos a Doña Angelita?
No es necesario. Ordenad que cada súbdito coma diez unidades – respondió arrogante el Rey.

Y se dictó una orden por la que todos estaban obligados a comerse diez melocotones en cada una de las comidas del día. Pero llegó un momento en que los ciudadanos no podían comer más, los melocotones les salían por las orejas y se negaron a seguir comiéndolos.

- ¿Qué hacemos Majestad? La fruta no se acaba y la gente está harta de tanto melocotón.

El Rey era joven y viendo que aún no había encontrado la solución al problema, pensó que no le quedaba más remedio que consultar a esa persona a quién siempre respetó y tuvo en gran estima: su abuela Doña Angelita.

Doña Angelita era una mujer muy, muy anciana y muy, muy respetada y admirada por todos. Siempre fue muy buena y su sabiduría había crecido con los años. Todos confiaban en ella por sus extensos conocimientos y su corazón puro.

EMermelada de melocotónl joven Rey se acercó a esa mujer menuda, de pelo canoso y con aquellas pequeñas gafas redondas que le daban un aire aún más entrañable y erudito y le preguntó en tono servicial y con lágrimas de fracaso en los ojos:
- Abuela, ya no sé qué hacer... ¿qué hacemos con tanta fruta?
- Darás a cada súbdito un kilo de esos tiernos y melosos melocotones. Pero no para que los consuman ahora. Sino para su consumo futuro. Y a través de un bando harás llegar a todos la receta para que aprendan a preparar mermelada de melocotón. De ese modo, la mermelada les durará un año, no se perderá ni una pizca de fruta y además todos podrán seguir disfrutando de esta fruta tan exquisita durante todo el año.

Después de hablar con su abuela Doña Angelita, el joven Rey sintió más admiración y adoración por su anciana yaya y comprendió lo maravilloso que era poder contar con ella para consultarle sus dudas. De modo que desde ese día siempre que necesitó un buen consejo acudió a ella.
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