Robo en la clínica veterinaria
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Robo en la clínica veterinaria

Robo en la clínica veterinaria Villagatuna de Arriba y Villaperruna de Abajo se habían convertido en las localidades más famosas entre los amantes de perros y gatos, por vivir en ellas miles de estas mascotas. Como había allí tantos perros y gatos, una famosa clínica veterinaria levantó un hospital de mascotas formidable a medio camino, entre los dos pueblos.

Los habitantes de Villagatuna de Arriba y Villaperruna de Abajo estaban felices. Hasta que un día ocurrió algo que nadie esperaba: había robado en la clínica veterinaria.

Rápidamente la policía de Villagatuna de Arriba y de Villaperruna de Abajo se organizaron para encontrar al ladrón. Mientras tanto, los responsables de la clínica fueron a comprar lo necesario para atender a sus pacientes, pues había muchas cosas que hacer esa semana.

Sin embargo, cada vez que la clínica reponía materiales, estos eran robados sin que nadie detectara al ladrón.

-Esto no puede seguir así, necesitamos un plan -decían los policías.

Los policías habían probado todo tipo de estrategias: cámaras ocultas, personas escondidas en la clínica, sensores de movimiento… Pero nada había funcionado.

-Este ladrón es muy astuto -decían los agentes.

-¿Qué hará el ladrón con todo lo que roba? -se preguntaban.

Pensando que lo vendía, los policías interrogaron a todos y cada uno de los habitantes de Villagatuna de Arriba y de Villaperruna de Abajo que tenían mascota. Pero nadie sabía nada.

La policía pensó entonces en preguntar en los pueblos cercanos. Aunque tampoco obtuvieron resultado alguno.

Entonces, uno de los perros policías se puso a ladrar y a tirar.

-Parece que el perro quiere decirnos algo -dijo el policía que lo sujetaba-. Vamos a seguirlo.

Soltaron al perro y este salió corriendo.
-¿Hacia dónde va?

-Por aquí no hay nada más que árboles, setos y… mirad, una nave abandonada.

-Parece que el perro va hacia allí.

A medida que se acercaban los policías empezaron a oír mucho jaleo. Cuando entraron en la nave se encontraron lo que parecía un hospital improvisado. Allí había muchísimos perros y gatos.

-Creo que hemos encontrado el botín del ladrón -dijo el jefe de policía.

-Y al ladrón también -dijo uno de los agentes.

Un hombre curaba las heridas de un gran perro sobre una camilla.

-¿Esto es lo que usted ha robado en la clínica veterinaria? -le preguntaron.

-Sí, señor, aquí está todo -dijo el ladrón.

-Sabe usted que tenemos que detenerlo, ¿verdad? -preguntó el jefe de policía.

Robo en la clínica veterinaria-¿Quién se ocupará de todos estos animales? -preguntó el ladrón.

Los policías llamaron a la clínica veterinaria. Enseguida llegaron varios veterinarios y un escuadrón de auxiliares para atender a todos aquellos animales.

La clínica decidió no denunciar a aquel hombre y subvencionar su labor recogiendo animales abandonados. Y todos los habitantes de Villagatuna de Arriba y Villaperruna de Abajo colaboraron para ayudar.

El ladrón, muy agradecido, pidió perdón por su ocurrencia y por todo el daño que había causado.

Afortunadamente todo se resolvió de buena manera. Pero nunca hay que olvidar que el fin no justifica los medios y que siempre es mejor pedir ayuda. A veces la gente nos sorprende con más ayuda de la que necesitamos cuando nuestra causa es justa y noble.
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