Ricardo se sentaba en la última fila de la clase, en una esquina. Desde allí podía ver muy bien a todos sus compañeros. Y también hacerles todo tipo de trastadas, como tirarle bolitas de papel, moverles la mochila de sitio y cosas así.
Lo que no sabía Ricardo es que el profesor lo veía todo gracias a un espejo que había instalado discretamente sobre la pizarra, harto de escuchar quejas de los niños cuando les daba la espalda.
La sorpresa de Ricardo fue mayúscula cuando el profesor le dijo un día:
-Ricardo, que se te ve el plumero.
Ricardo dio un respingo.
-¿Qué plumero? -preguntó-. Si yo no llevo ningún plumero. Solo he sacado mi cerbatana para lanzarle unas bolas a Luis y gastarle una broma. De verdad que no le iba a lanzar ningún plumero.
La clase se partía de risa. Incluso el profesor esbozó una enorme sonrisa.
-Lo de ver el plumero es una expresión -dijo el profesor.
-¿Qué significa? -preguntó Ricardo.
-Que se te ven las intenciones, Ricardo -dijo el profesor-.
-Y ¿qué tiene eso que ver con un plumero? -preguntó Ricardo-. ¡Ni que tuviera intención de limpiar el polvo!
-No, tiene que ver con el plumero que antiguamente se llevaba en el caso o en el sombrero, que no servía para limpiar, sino para adornar -dijo el profesor-. ¿Os lo cuento?
-¡Sí! -gritaron todos los alumnos.
-
Lo de verse el plumero es una expresión que se hizo popular en el siglo XIX -empezó a contar el profesor-. Como es un asunto político lo explicaré con palabras fáciles. En el año 1812 se firmó la Constitución de Cádiz, la que llamaron la Pepa, porque se firmó el día de San José. Si habéis oído alguna vez decir a alguien “viva la Pepa” tiene que ver con esto. Bueno, el caso es que había, por así decirlo, varios bandos o partidos. Los miembros de uno de los bandos, el progresista, llevaban un sombrero adornado con plumas, gracias a los cual se les veía llegar desde lejos. Y así fue surgiendo la expresión “verse el plumero”, que significa que se ven las intenciones de alguien.
La clase estaba atenta y en silencio, muy interesada por la historia.
-Y ahora, seguimos con las matemáticas, que también son muy interesantes. Y si no os lo creéis, estad atentos, que os lo demostraré.