HabÃa una vez un árbol que daba unos frutos muy curiosos: golosinas. En realidad eran frutas de verdad, pero estaban tan dulces y eran tan blanditas que parecÃan golosinas.
Lo cierto es que era un árbol mágico que el Hada Piruleta habÃa regalado a los niños del lugar para que disfrutaran comiendo fruta.
Solo habÃa un problema: habÃa que trepar al árbol para coger las frutas de golosina. Al principio era fácil, porque el árbol no era muy alto. Pero poco a poco, el árbol fue creciendo y cada vez era más difÃcil trepar para conseguir el objetivo.
El problema era que si las frutas golosina caÃa al suelo, se deshacÃan. Y si se vareaban con un palo, explotaban. HabÃa que subir a cogerlas y hacerlo con mucho cuidado.
Muchos niños habÃan optado por coger frutas de otros árboles frutales, que también estaba muy buenas. HabÃa un manzano por allà que daba unas manzanas especialmente ricas, y eso que eran bastante ácidas, nada que ver con las frutas golosina.
Aunque el que más éxito tenÃa era el cerezo. Aunque las cerezas se acababan enseguida, los niños disfrutaban mucho comiéndolas.
Aun asÃ, el árbol de las golosinas seguÃa siendo el preferido de la mayorÃa de los niños.
—¿Qué podemos hacer para que las frutas golosina sean más fácil de coger? —preguntó un niño.
—PodrÃamos poner una escalera —dijo una niña.
—Pero es muy peligroso y también hay que esforzarse mucho para subir —dijo otra niña.
—-¿Y si cortamos un trozo del tronco para que la copa queda más abajo? —dijo un niño.
—¿Crees que funcionará? —preguntó una niña.
—Solo hay que meter la motosierra sujetando el árbol. Luego cortamos más arriba y tiramos muy rápido para sacar el trozo cortado y asà la parte de arriba caiga sobre la de abajo.
Todo parecÃa muy fácil. Pero como eran niños no podÃan manejar la motosierra, asà que se lo pidieron a los adultos.
—¿Cómo se os ha ocurrido semejante barbaridad? —dijo uno de los adultos—. Si le cortáis un trozo al árbol se secará y ya no dará más frutos.
—Solo le vamos a cortar un trozo —dijo el artÃfice de la idea—. Es una poda selectiva parcial del tronco.
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€”Las cosas no funcionan asà —dijo uno de los adultos—. La poda de las ramas es como cortarse el pelo o las uñas. Pero lo que queréis hacer es como si pretendierais cortaron un trozo de pierna para que fuera más fácil tocaros las puntas de los pies.
—Ay, qué desagradable —dijeron los niños.
—Eso es imposible, porque no se podrÃan juntar los pies con lo que queda de pierna —dijo una niña.
—¿Y qué crees que le pasará al árbol? —dijo el adulto—. Si le quitáis un trozo del árbol se secará. Asà que no seáis vagos, que tampoco pasa nada por esforzarse un poco y subir al árbol a coger las frutas golosina. Y si no, usad una escalera.
—Una escalera estarÃa bien —dijeron todos los niños a coro. Al parecer, ahora ya les parecÃa una buena idea.