Una tarde soleada, Amadeo estaba en su habitación jugando con sus juguetes cuando de repente escuchó un sonido suave y brillante. Al mirar hacia la ventana, vio una pequeña figura que brillaba como el sol al atardecer.
—¡Hola, Amadeo! —dijo la pequeña figura, volando hacia él con alas luminosas—. Soy el Hada Lumi, y he venido a llevarte en una aventura mágica.
Amadeo, sorprendido y curioso, se levantó de un salto.
—¿Una aventura? ¿A dónde vamos? —preguntó con los ojos llenos de emoción.
—Vamos a explorar algo increíble: el interior de tu cuerpo. Te mostraré cómo funciona tu corazón y cómo tu sangre corre por todo tu cuerpo. ¡Prepárate, porque nos vamos ahora mismo!
Lumi agitó su varita mágica y, en un abrir y cerrar de ojos, Amadeo se encontró reducido al tamaño de un pequeño guisante, flotando justo frente a su propio pecho. Delante de él, el corazón de Amadeo latía con fuerza como una enorme sala roja y vibrante.
—Este es tu corazón —explicó Hada Lumi—. Es el motor de tu cuerpo. Ahora vamos a ver cómo funciona por dentro.
De repente, un simpático glóbulo rojo llamado Capitán Globin se les acercó con una gran sonrisa.
—¡Hola, amigos! ¡Bienvenidos al sistema circulatorio! —dijo el Capitán Globin—. Yo soy quien lleva oxígeno por todo el cuerpo. ¡Síganme, les enseñaré todo!
Amadeo, emocionado, se subió a bordo de una burbuja mágica que Lumi creó, y comenzaron a viajar por las arterias. Las paredes de las arterias brillaban como túneles dorados, y a su alrededor miles de glóbulos rojos corrían de un lado a otro, llevando oxígeno a todas partes.
—Es increíble —susurró Amadeo—. ¡No sabía que esto pasaba dentro de mí!
—Todo el tiempo —respondió Hada Lumi—. Tu corazón bombea sangre sin descanso, enviando oxígeno y nutrientes a todo tu cuerpo.
De repente, mientras viajaban por una arteria, se toparon con algo inesperado: un grupo de glóbulos rojos estaba atrapado en una sección muy estrecha.
—¡Oh, no! —exclamó el Capitán Globin—. ¡Estamos atrapados! No podemos pasar, y eso puede hacer que el flujo de sangre se detenga. ¡Debemos hacer algo!
Amadeo, sintiendo la urgencia de la situación, miró a Hada Lumi.
—¿Qué podemos hacer? —preguntó.
Lumi sonrió con calma y sacó su varita mágica.
—A veces, lo que necesitamos es una pequeña ayuda para que las cosas fluyan mejor. Pero también debemos aprender que la buena salud depende de cómo cuidamos nuestro cuerpo.
Con un suave toque de la varita de Lumi, el espacio en la arteria se ensanchó un poco, permitiendo que los glóbulos rojos atrapados siguieran su camino.
—¡Lo hicimos! —gritó Amadeo—. ¿Pero por qué se estrechó ese camino?
—Cuando no cuidamos bien de nuestro cuerpo, algunas partes del sistema circulatorio pueden dañarse —explicó Lumi—. Comer alimentos saludables y hacer ejercicio ayuda a mantener las arterias limpias y a que todo funcione bien.
Amadeo asintió, comprendiendo la lección.
Finalmente, llegaron al corazón de nuevo, donde les esperaba la Doctora Coralia, una figura majestuosa que representaba el corazón. Su voz era firme pero cariñosa.
—¡Buen trabajo, pequeños exploradores! —dijo con una sonrisa—. Ahora que entiendes mejor cómo funciona el sistema circulatorio, espero que cuides bien de mí y de todo tu cuerpo.
Amadeo sonrió con gratitud. Sabía que había aprendido algo muy importante.
—Lo haré, Doctora Coralia. Prometo comer bien, moverme más y cuidar de mi corazón.
Hada Lumi y Capitán Globin le despidieron con una reverencia antes de que Lumi usara su magia para llevar a Amadeo de vuelta a su habitación.
—Gracias, Hada Lumi. Ha sido la mejor aventura de todas —dijo Amadeo, ya de nuevo en su tamaño normal.
—Siempre estaré aquí para enseñarte más —respondió ella—. Recuerda, tu corazón es como un amigo: cuídalo bien, y te acompañará en muchas aventuras más.
Y así, con una sonrisa en su rostro, Amadeo se prometió cuidar de su cuerpo y su corazón todos los días, sabiendo que en su interior siempre habría magia trabajando sin descanso.