En un valle lleno de árboles y animales de todo el mundo llegó un loro desde muy lejos arrastrado por fuertes vientos. Se posó en la rama de una secuoya gigante y miró preocupado a su alrededor. ¡No conozco a nadie! Tendré que buscar amigos que me ayuden a conocer los caminos y a conseguir algo de comida.
El paisaje era maravilloso, ríos de aguas cristalinas, un sol rojo en el horizonte, hierba fresca y el sonido de multitud de pájaros como él.
El lorito voló posándose de árbol en árbol hasta que vio a lo lejos a un grupo de ardillas que charlaban animadamente y decidió fijarse en lo que decían a un conejito que pasaba por allí:
- Oye tú conejo ¿A qué hora es la Asamblea de animales? Jajaja
El conejo les contestó muy serio y se fue. Al loro no le gustó que utilizaran esas forma de hablar al conejito, no lo saludaron y no fueron educados, incluso se rieron de él... pero recordó aquello de "allí donde estés haz lo que veas". Además él era un loro profesional y por lo tanto le repetía todo lo que oía.
Se fue en busca del lugar donde se celebraba la Asamblea y por el camino se encontró con un gran león. El rey de la selva, con un pelaje espectacular alrededor de su cabeza, sentado con su pose de fortaleza al lado de una palmera.
El lorito decidió aplicar lo que había aprendido de las ardillas y acercándose a la pata del león le dijo acercándose a su oído:
- Oye tú león. ¿Dónde es la asamblea de animales? Jajaja
E
l león miró al loro primero con cara de sorpresa y después con cara de enfado.
- GRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR, ¿Cómo te atreves a hablarme así, maleducado? Si veo que me vuelves a hablar así me comeré tus plumas.
- Perdona no te entiendo, yo solo repito lo que oigo.
- Querido amigo si quieres ser sabio, antes de repetir todo lo que oigas o veas piensa si a ti mismo te gustaría que te dijeran o te trataran como lo que has visto.
El lorito no pudo más que darle la razón porque aun sabiendo que no estaba bien como habían hablado las ardillas al conejo, había preferido copiar, puesto que era más fácil que actuar haciendo lo que él pensaba que era correcto.