El meteorito de caramelo
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El meteorito de caramelo

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El meteorito de caramelo Había una vez un planeta hecho de caramelo; de caramelo del duro, de ese que tienes chupar porque si lo muerdes te puedes romper un diente.

El planeta de caramelo estaba completamente deshabitado, pues nada podía crecer en él. Y pasó inadvertido durante milenios hasta que un día explotó. Y miles de trozos de caramelo salieron disparados por el universo.

Uno de estos trozos se fue directo al planeta Tierra. Los potentes telescopios y estaciones espaciales que los humanos usaban lo detectaron enseguida. Todavía quedaba mucho para el impacto, pero si algo era seguro es que aquel enorme meteorito de caramelo impactaría en la Tierra.

Los humanos más importantes y más listos del planeta Tierra empezaron a trabajar. La prioridad en aquel momento era desviar el meteorito o sería el final de la humanidad y de muchas otras especies.

El general Candyman —cuyo nombre no podía ser más adecuado— se hizo cargo de coordinar el operativo para salvar a al mundo de aquel terrible destino.

Pero tras varios días de trabajo intenso no había encontrado ninguna solución definitiva. Aquel pedrusco de caramelo sería la perdición del mundo.

Ya estaba desesperado, cuando se presentó en la base central la hija pequeña del general Candyman.

—¿Qué te pasa, papi? —preguntó la niña.

Sin darse cuenta del trauma que podría causarle a la niña con sus palabras, el general Candyman contestó:

—Vamos a morir todos por culpa de un meteorito de caramelo que no podemos desviar ni destruir.

Pero la niña, lejos de asustarse, se puso a saltar de alegría y gritó:

—¡Bien! ¡Papá va a romper un meteorito de caramelo y vamos a tener lluvia de gominolas!

El general Candyman abrió los ojos de tal manera que por poco no se salen de sus cuencas.

—¡Eso es, mi pequeña golosa! —exclamó.

EEl meteorito de caramelol general Candyman reunió a los mejores cocineros y pasteleros del mundo. Tenían que encontrar la manera de convertir aquel enorme caramelo gigante en pequeñas gominolas blanditas.

Después de mucho trabajo consiguieron crear una bomba de zumo de frutas y gelatina. También tuvieron que construir una lanzadera especial para lanzarla y dar justo en el blanco. Finalmente, tras innumerables cálculos y muchos nervios, lanzaron la bomba.

Y poco después las gominolas empezaron a caer, haciendo las delicias de pequeños y mayores.

Y así fue como el general Candyman, gracias al ingenio goloso de su hija, salvó a la humanidad de un final espeluznante.
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