El niño mentiroso
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El niño mentiroso

Edades:
A partir de 4 años
Valores:
El niño mentiroso Había una vez un niño que iba todas las tardes a hacer deporte justo al lado de su casa. Al niño le acercaba a casa la mamá de un compañero, que lo dejaba en el portal. La mamá de su amigo llamaba al timbre y se iba.

Pero el niño no subía enseguida a casa. Abría la puerta, la sujetaba con un calzo, y se ponía a hablar con la gente que pasaba un ratito antes de subir a casa. A su mamá le decía que se entretenía jugando con su amigo, pero no era verdad.

Cuando su amigo y mamá desaparecían, el niño salía del portal y empezaba a llorar cuando veía que llegaba alguien que no conocía.

-Me he perdido, me he perdido… - decía.

La gente que lo veía se preocupaba muchísimo. El niño no se iba con nadie, pues sabía que eso nunca debía hacerlo. En su lugar les daba un número de teléfono que se inventaba, diciendo que era el de su madre. Algunas veces contestaba alguien que tenía un hijo, y se montaba un lío enorme.

Luego, después de un rato, el niño empezaba a reírse a pleno pulmón y les decía:

-¡Habéis picado!

Y entraba en el portal, subiendo las escaleras a toda prisa.

Un día, cuando el niño hizo su broma habitual, apareció por allí alguien que ya sabía lo que pasaba, porque semanas antes había intentado ayudarlo.

-No te preocupes, chaval, que yo llamo a tu madre -le dijo al niño, intentando tranquilizar a una señora que había llegado antes -. Dime el número de teléfono.

Pero el señor no marcó el teléfono que le dijo el niño, sino el de la policía. Se apartó un poco para que el niño no le oyera hablar.

-Ya viene tu madre -dijo el señor. Y para que no se fuera le dio un poco de conversación. El niño le siguió el juego, pues quería ver quién llegaba. Iba a ser la bomba, porque le tomaría el pelo bien tomado al que apareciera a buscarlo.

Pero no fue una madre buscando a su hijo quien apareció, sino un policía.

-Vamos, chico, te llevaré a la comisaría y desde allí llamaremos a tu madre -dijo el policía.

-¡No, no! -lloró el niño-. Si yo vivo aquí, todo esto era una broma.

El niño mentiroso-Entonces te tenemos que llevar detenido y tus padres tendrán que ir a buscarte al calabozo -dijo el policía.

-No, por favor, por favor -dijo el niño-. Señor, llame a primero y avise a mi madre.

-Lo siento, chico -dijo el señor-. No me fio de ti. No pienso asustar a nadie sin motivo. Ya piqué una vez hace unas semanas, no picaré otra.

Con todo el jaleo que se armó el ruido llegó a oídos de la madre del niño, que bajó a ver qué pasaba. Habló con el policía, se disculpó y se llevó a su hijo. Todo había sido una treta de aquel señor para darle un escarmiento al muchacho. Y vaya si se lo dio, porque no volvió a montar un número semejante nunca más.
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