El primer cuerpo de bomberos de la historia
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El primer cuerpo de bomberos de la historia

Edades:
A partir de 6 años
Valores:
El primer cuerpo de bomberos de la historia Amanda estaba visitando el parque de bomberos de la ciudad, junto con sus compañeros de clase. Los bomberos les habían explicado cómo se responde a una emergencia, qué hacen mientras no están apagando incendios o rescatando gente y, por supuesto, les habían enseñado los camiones.

Amanda estaba impresionada con los camiones de bomberos, con todas las cosas que llevan y con todas las posibilidades que tienen. Pensó que sin camiones de bomberos sería muy difícil apagar los incendios.

Pero, de pronto, una idea le vino a la cabeza. Entonces, levantó la mano y, cuando le dieron la palabra, preguntó:

—¿Cuándo aparecieron por primera los bomberos?

El capitán del cuerpo de bomberos se abrió paso entre los niños y dijo:

—Curiosa pregunta que merece una curiosa respuesta. Os lo voy a contar.

Todos los niños rodearon al capitán, un tipo grande y musculoso, con alguna que otra quemadura en las manos y más de una cicatriz en la cara.

—Todo apunta a que la primera vez que se organizó un grupo de personas especializadas en apagar incendios fue en la antigua Roma —empezó a decir el capitán—. Pero no se llamaban bomberos, sino vigiles. Se le concede al emperador Augusto, en el siglo primero después de
Cristo, la formación del primer equipo de apaga fuegos, aunque en realidad ya había gente que se ocupaba de eso. El problema es que los sistemas que había no eran eficaces.

El capitán siguió contando la historia, ante la mirada atenta de los niños:


—¿Os imagináis una gran ciudad, llena de gente, en la que en las casas había mucha madera, paja y otros materiales amigos del fuego? Los incendios no solo eran peligrosos, sino que devastaban ciudades enteras. Lo que hizo el emperador Augusto fue organizar un grupo de corte militar encargado de vigilar y de luchar contra el fuego. Miles de efectivos repartidos en varias zonas se ocupaban de velar por la seguridad de los ciudadanos.

—¿Qué hacían exactamente? —preguntó Amanda.

—Había varias funciones —dijo el capitán—. Por una parte estaban los sifonarios, que manejaban una bomba de agua. Por otra parte, estaban los acuarios o aguadores, que supervisaban el suministro de agua y se ocupaba de organizar una larga cadena humana con cubos de agua para arrojarla al fuego. También estaban los centones, cuya misión era preparar mantas empapadas en vinagre para ahogar las llamas. Además, había otro grupo que se ocupaba de llevar antorchas por si era necesario iluminar los alrededores, y otro que se ocupaba de desalojar los edificios vecinos para evitar víctimas. Los bomberos ordinarios recibían el nombre de milites, que significa soldados.

El primer cuerpo de bomberos de la historia—¿Y qué se hacía antes de que el emperador Augusto creara el cuerpo de vigiles? —preguntó Amanda.

—Pues cada uno se las arreglaba como podía —dijo el capitán—. Algunas ciudades obligaban a los esclavos a apagar los fuegos. En otras, por ejemplo, había grupos organizados que apagan los fuegos a cambio de poder comprar la casa después de precios muy bajos.

—¿Y si los dueños no accedían? —preguntó Amanda.

—Pues la casa se quemaba y lo perdían todo —dijo el capitán.

—¡Es hora de regresar al colegio! —anunció el maestro.

Los niños dieron las gracias por lo bien que los habían atendido y subieron al autobús.

Antes de cerrar la puerta, el capitán sea asomó y les dijo:

—Recordad: es mejor ir a visitar a los bomberos a recibirlos en casa. ¡Pero no dudéis en llamar si hace falta!
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