El ingeniero británico John Logie Baird tuvo un sueño en la década de los años veinte de siglo XX: quería lograr llevar las imágenes a un aparato que fuera utilizado en todo el mundo. Este joven escocés valoraba mucho la cantidad de información que transmitían los libros y la importancia de la radio. Pensaba que poder crear un elemento donde se pudiera aprender utilizando el sentido de la vista, a través de imágenes, iba a ser algo innovador que complementara los dos inventos que ya existían.
Así que, un buen día, John decidió revisar qué fórmulas e inventos se llevaban haciendo hasta ese momento para poder lograr un punto de partida para sus experimentos. En un amplio cuarto en su laboratorio de Londres que utilizaba para poder tener todas sus herramientas y apoyar la multitud de textos que tenía alrededor, descubrió que unos años antes, en 1884, un colega suyo llamado Paul Nipkov había diseñado un sistema llamado Disco que podría utilizarse para empezar el proceso y que hace solo tres años se había inventado un aparato llamado el iconoscopio, que permitía utilizar la electricidad para formar un espacio para la imagen.
John pensó entonces en utilizar estos discos para poder generar las imágenes deseadas, pero también tuvo que pensar qué imagen pondría si creaba la televisión por primera vez y así dedico tiempo y cariño a construir una marioneta a la que llamó Bill, que fue el primer ser público al aparecer en su primera presentación pública en 1926 en una exposición llena de gente que esperaba su invento con ansia.
El día antes John estaba muy nervioso, pues puso a prueba lo que había creado y pudo comprobar que, efectivamente, su invento era capaz de trasladar una imagen de una habitación a otra.
P
ara extender el invento por todo el mundo John logró, por medio de un cable telefónico, transmitir la señal de televisión desde Glasgow hasta Londres, fundando una compañía y dedicándose después a generar unos sistemas de televisión más grandes y otros procesos.
La televisión por aquel entonces era algo más triste que la de nuestros días, sin color, sin tanto sonido… Pero John, en tan solo dos años más, consiguió con su equipo mostrar la primera televisión con imágenes a color.
Para ser un gran inventor es importante ser creativo, curioso, esforzarse mucho, tener una gran atención, estudiar mucho y sobre todo motivación.