Cuando Fredo se enteró de que las jorobas de los camellos en realidad no son para almacenar agua sino grasa y que les sirven como reserva para los largos viajes que emprenden, se quedó muy sorprendido. Siempre había creído que lo que había ahí era agua, ya se tratase de dromedarios o de camellos. El tema le despertó tanta curiosidad que quiso seguir sabiendo más acerca de aquellos apasionantes animales a los que todos asociamos con los Reyes Magos o los desiertos. Para ellos, fue a casa de un viejo amigo de su abuelo que había vivido en China:
-Junto a Mongolia, ese es el único país donde aún hay camellos en libertad, aunque están en peligro de extinción. De hecho solo hay 950 a día de hoy- le dijo el anciano a Fredo.
Fredo cada vez tenía más y más curiosidad por aquellos animales y no paraba de hacer preguntas a aquel paciente hombre:
-Entonces, ¿en las jorobas hay agua o no? Porque no me queda claro….. - le preguntó el niño.
-Jeje, no querido Fredo. En las jorobas lo que almacenan es grasa para cuando tienen que enfrentarse a largas caminatas.
El anciano, que se llamaba Carlos, le explicó que el camello tiene dos jorobas mientras que el dromedario tiene una sola. Ambos animales son capaces de sobrevivir en zonas con temperaturas extremas, tanto de calor como de frío. Por eso pueden vivir aunque alimentarse e hidratarse sea casi imposible. Las jorobas permiten a los animales tener suficiente alimento para varios días de viaje.
-Es decir, la energía se reserva para cuando no hay nutrientes disponibles, puede utilizarse en lugar de agua y comida - dijo el anciano.
Fredo escuchó con los ojos abiertos como platos que las jorobas pueden llegar a pesar 30 kilos. Lo que ocurre es que, cuando los camellos están un tiempo sin comer, estas disminuyen e incluso pueden llegar a caerse. Estos animales son capaces de sobrevivir incluso dos semanas sin comer o beber.
-Además de ayudarse de las jorobas para sobrevivir, estos animales se protegen del sol gracias a su grueso pelaje- siguió explicando Carlos- eso sí, cuando pueden beber llegar a ingerir hasta 100 litros de agua en solo 15 minutos.
-Pero, si ese agua no va a las jorobas, ¿a dónde va?- preguntó curioso Fredo.
Carlos le explicó que ese agua va a parar al sistema circulatorio de los camellos y dromedarios que son como esponjas.
Desde ese día, Fredo siguió leyendo y estudiando acerca de aquellos animales. De hecho, cuando fue adulto y pudo ir a la universidad, se convirtió en todo un experto.