Sophie vivÃa en Múnich durante los difÃciles dÃas del régimen Nazi. A Sophie le encantaban las flores y la escritura. Por eso, siempre que podÃa, iba a su jardÃn secreto, un lugar donde las flores crecÃan libres y llenas de vida.
Sophie y su hermano Hans, junto con su amiga Elise, formaban parte de un grupo llamado la Rosa Blanca. Ellos querÃan compartir mensajes de esperanza. Sophie tenÃa una idea especial: poner mensajes en sus flores.
Sophie hacÃa arreglos de flores muy bonitos y los llevaba a la plaza del mercado. En cada ramo, escondÃa un mensaje pequeño que hablaba de libertad y valentÃa.
Un dÃa, mientras Sophie ponÃa un ramo en el banco de una plaza, una anciana se acercó.
—Gracias, mi niña —dijo la anciana al encontrar el mensaje entre las flores.
—Es un pequeño regalo de esperanza —respondió Sophie con una sonrisa.
Pero habÃa peligro. Algunas personas comenzaban a sospechar. Los rumores de que alguien estaba esparciendo mensajes secretos crecÃan. Sophie, Hans y Elise sabÃan que tenÃan que ser muy cuidadosos.
Una tarde frÃa, mientras Sophie ponÃa un mensaje en un bouquet de girasoles, dos oficiales se acercaron. Hans y Elise observaban desde lejos, muy nerviosos.
—¿Para quién es ese ramo, joven? —preguntó uno de los oficiales con curiosidad.
Sophie, con calma y una sonrisa, extendió el ramo hacia los oficiales.
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€”Para cualquiera que necesite luz en estos tiempos oscuros —dijo Sophie.
Los oficiales, un poco confundidos, pero tocados por el gesto, la dejaron ir. Ese dÃa, Sophie y sus amigos comprendieron el poder de su resistencia pacÃfica.
Con el tiempo, más personas se enteraron de los mensajes de la Rosa Blanca. Aunque enfrentaron muchos peligros, nunca dejaron de compartir esperanza.
El jardÃn de Sophie siguió siendo un lugar de belleza y rebelión, un recordatorio de que siempre hay espacio para la esperanza y el cambio, incluso en los momentos más difÃciles.