Cuando se mudaron a la casa nueva, lo primero que hicieron Marta y su madre fue dar forma al jardín de sus sueños. Empezaron por preparar la tierra, a acotar las zonas donde iban a plantar y a seleccionar las semillas. Cuando todo eso estuvo listo, Marta cogió su regadera y mojó con mimo las semillas a la espera de que germinasen.
Esta noche en la cena, su madre le explicó que cuando las plantas naciesen, se produciría un fenómeno que se llama fotosíntesis. Le dijo que es el proceso gracias al cual las plantas obtienen los nutrientes que necesitan para crecer.
- Como los animales, las plantas deben transformar las sustancias que cogen de la tierra en alimentos que les permitan crecer. Lo hacen gracias a la luz del Sol, que activa la fotosíntesis- explicó la madre de Marta mientras la niña escuchaba atenta.
Le siguió diciendo que en la fotosíntesis intervienen una serie de elementos como el dióxido de carbono (CO2) y el oxígeno (O2). El primero es el que nosotros y los animales producimos al respirar. Otra parte importante de la fotosíntesis son los vasos conductores de las plantas. Estos conectan la parte inferior de las raíces con el tallo y las hojas. Estos vasos transportan el agua y las sales minerales hasta las hojas. Para la fotosíntesis también son muy importantes las clorofilas, pigmentos de
color verde. De ahí viene el color de las plantas.
E
l ciclo de la fotosíntesis se divide en varios pasos. Lo primero es que la planta tome del suelo el agua y las sales minerales a través de las raíces. La suma de estos dos elementos, agua y sales, es la savia bruta. Esta viaja hasta las hojas. Estas captan el CO2 del aire y se produce la savia elaborada. Este proceso hace que se libere oxígeno y que las personas lo podamos respirar. Por eso se dice que los bosques son los pulmones del planeta.
Las plantas en la fotosíntesis transforman la energía luminosa en energía química. A estos organismos capaces de formar sus propios nutrientes se los denomina autótrofos.