Rubén y Laura son dos hermanos gemelos a los que les encanta hacer las cosas juntos. Se extrañan de que todos los niños y algunos adultos les pregunten de hecho si discuten mucho. ¿Por qué van a discutir si se parecen un montón?
Tanto se parecen que los dos tienen una idea clara de lo que quieren hacer en vacaciones, y es… ¡Hacer Surf!
Los dos hablan y sueñan despiertos sobre cómo será montarse encima de una tabla, se imaginan que viene una ola muy grande de color azul brillante y que ellos en vez de caerse al agua, se mueven al ritmo de la ola y la acaban cruzando mientras el viento cálido les envuelve y el sol les calienta sin sentir frío. En casa ven muchos vídeos y disfrutan mirando clases para niños de su edad.
Muchos de sus amigos les dicen que igual sus padres no les dejan, pero esta tarde han hablado con papá y les ha dado la buena noticia de que si estudian y se esfuerzan podrán ir a una escuela de surf. A toda la familia les gusta la naturaleza y qué mejor que disfrutarla haciendo deporte.
Esa noche, tras hablar con papá, Rubén tuvo un sueño donde sentía la arena de la playa bajo sus pies como si estuviera en realidad en la playa. Sentía que el mar estaba cerca por el ruido de las olas y casi no podía moverse, porque notaba que algo le pesaba. ¡Era una tabla de surf debajo de sus brazos! Una tabla dorada por un lado y negra por el otro, con unas letras muy guays. Le parecía la mejor tabla del mundo. No encontraba a Laura por ninguna parte pero estaba seguro de que intentaría acordarse de todo para luego contárselo. Se adentraba en el agua pero iba despacio, intentaba colocar un pie cuando….
Ring, Ring… Dingggg El despertador ha sonado, hora de ir al cole.
Los dos gemelos se levantaron y aunque hoy no tenían muchas ganas de la clase de mates estaban contentos porque mañana era su cumpleaños. De camino al cole Rubén le contaba el sueño a Laura y lo maravillosa que era su tabla. Laura se reía porque conocía a su hermano y cuando le gustaba una cosa o un juego no sé lo quitaba de la cabeza.
E
l día siguiente llegó y los gemelos dieron una fiesta con sus cuatro mejores amigos, sus dos primos y sus padres. Cuál fue la sorpresa de Rubén cuando a la hora de dar los regalos papa y mamá llegaron a la habitación con un gran paquete. Rubén se puso muy nervioso y no pudo esperar rasgando el papel. Se quedó parado cuando vio que delante de él estaba la tabla de su sueño. Una tabla dorada por un lado y negra por el otro con unas letras preciosas. ¿Cómo podía ser? Todos sus amigos aplaudieron y Rubén estaba muy agradecido por el regalo a sus padres.
Laura tenía otra igual, pero de color verde. Sus padres estaban muy contentos, los gemelos habían sacado muy buenas notas y siempre se portaban bien así que podrían tener ese regalo para todo el verano.
A partir de ahí Rubén, que no creía en los sueños, descubrió que si quieres algo con muchas ganas puedes pensar en ello e intentar conseguir tenerlo.