Había llegado el verano. Marta y Ricardo habían decidido pasar unas vacaciones en un pueblo rural que tenía un río muy bonito para refrescarse.
Cómo ese verano la pareja ya tenía su coche nuevo, decidieron hacer el viaje en su propio vehículo para disfrutar del camino mientras conducían a su destino vacacional.
Así que Ricardo y Marta se sentaron mientras bebían un café con su ordenador a planificar el viaje. Ambos iban mirando el recorrido, rutas, fotos y consejos de otros viajeros en internet y con eso armaban su propio itinerario.
—Mira Marta, aquí dice que el viaje lleva tres horas por la ruta 8, así que si salimos a las 9 en punto llegamos perfecto para el almuerzo— dijo Ricardo.
—Si cariño, incluso podemos hacer una parada en el café de la ruta 8 qué dicen que tiene muy buenas cositas dulces para deleitarse y reponer energía para el viaje— agregó Marta.
—Suena bien, entonces salgamos a las 9:00 y más o menos 10:30 estaremos llegando hacia ese café que tú dices, nos pasamos media hora allí y seguimos el recorrido.
—Me parece perfecto.
—Podemos aprovechar que a unos kilómetros antes de nuestro destino hay un bonito campo de fresas, podríamos detenernos allí a tomar unas fotos y comprar algunas fresas para comer luego— dijo Ricardo.
—Genial calculó que allí tardaremos unos 20 minutos, así que si salimos a las 9:00 paramos en el café y luego en el campo de fresas, a la una en punto estaremos en destino— comentó Marta con una sonrisa.
—¡Me encanta el plan cariño! Lo pasaremos de maravilla.
Pasaron algunos días y por fin llegó el día de partir hacia el viaje que la pareja había planificado tan minuciosamente. Pero aunque lo habían planificado muy bien, no tuvieron en cuenta qué siempre en la vida hay imprevistos.
Cuando por fin llegaron a la salida hacia la ruta 8, se encontraron con que estaba cortada en un tramo por reparaciones.
—Bueno, no nos preocupemos Marta, vamos por la ruta 12 hasta que termine el desvío y luego retomamos la 8
Y así hicieron, la pareja finalmente tomó la ruta 12 hasta poder coger nuevamente la 8. Llegaron por fin al café que habían planificado visitar, pero no a la hora que esperaban. Ya era el mediodía, y la tienda ya no vendía los dulces que querían comer sino que ya ofrecían el almuerzo. Tampoco les tomó media hora sino que un poco más porque un almuerzo se toma más tiempo en prepa
rar que un simple café con algo dulce.
Luego siguieron su ruta. La idea era finalmente ir al campo de fresas antes de llegar al pueblo donde se hospedarían.
Pero si al campo de fresas se encontraron con que ya no había fresas todo había sido cosechado y vendido, así que el campo está vacío y los puestos de los vendedores no se encontraban con mercadería disponible para la venta.
Así que la pareja no se detuvo en el lugar para tomar fotos, sino que siguieron hacia su destino, al que finalmente llegaron casi a la hora del té.
Ese verano Marta y Ricardo aprendieron que es importante decidir hacia dónde vamos y pensar en cómo llegaremos allí, pero que también debemos tener en cuenta que la vida trae imprevistos y por ello es mejor a no aferrarse por completo a nuestros planes.
