Noelia estaba abriendo sus regalos la mañana de Navidad. Estaban muy ilusionados. Entonces, a Noelia se le pasó una idea por la cabeza.
-Mamá, cuando la gente va a la guerra, ¿celebra la Navidad? Se supone que es un tiempo de paz, ¿verdad?
La mamá de Noelia se quedó muy sorprendida por la pregunta. Pero enseguida se le ocurrió una historia para contarle.
-No siempre, pero te voy a contar una historia que ocurrió hace mucho tiempo, durante la Primera Guerra Mundial -dijo mamá-. Cuentan que durante la Navidad del año 1914, en plena guerra, las tropas alemanas y las británicas luchaban desde sus trincheras. Pero el día de Nochebuena los soldados del ejército alemán decidieron decorar las trincheras para la ocasión. Y, cuando acabaron, empezaron a cantar, en alemán, el villancico que nosotros conocemos como Noche de Paz.
-¿Qué hicieron los británicos? -preguntó Noelia.
-Los británicos esperaron a que acabaran de cantar y, entonces, empezaron a cantar Noche de paz en inglés -dijo mamá.
-Vaya, parece que se puede cantar en muchos idiomas -dijo Noelia.
-Sí, es muy popular y muy bonito -dijo mamá.
-Sigue contando -dijo Noelia.
-De acuerdo -dijo mamá-. Después de cantar, ambos bandos empezaron a intercambiar saludos de Navidad. Y acabaron juntándose para intercambiar bebidas, dulces, etcétera. Incluso pudieron recuperar a los heridos. Además, celebraron una ceremonia para enterrar a los caídos de ambos bandos.
-Pero no bastó para que cesara la guerra, ¿verdad? -preguntó Noelia.
-No, hija -dijo mamá-. Pero demostró que la paz es cuestión de voluntad.
-Yo quiero un mundo en paz, mamá -dijo Noelia.
-Pues tienes que empezar por poner de tu parte, y llevar la paz allá donde vayas -dijo mamá.
-¿Quién quiere chocolate con churros? -preguntó papá, que apareció en ese momento.
Y todos se fueron a disfrutar de un delicioso chocolate caliente que acaba de hacer papá.