Una noche bajo las estrellas
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Una noche bajo las estrellas

Edades:
A partir de 4 años
Una noche bajo las estrellas Era una noche especial en el jardín de Jorge. Bajo un cielo sembrado de estrellas que prometía secretos y aventuras, Jorge y su abuelo Gaspar se preparaban para una noche de campamento en el jardín y observación astronómica.

—Jorge, ¿estás listo para descubrir el universo? —preguntó el abuelo Gaspar, con una sonrisa tan alegre que parecía que iluminaba la oscuridad.

—Listo y emocionado, pero... también un poco nervioso —admitió Jorge, mirando hacia el cielo nocturno. A Jorge le daba miedo la oscuridad, y dormir fuera de casa bajo las estrellas le tenía intranquilo.

El abuelo Gaspar, con su voz cálida y sabia, le dijo:

—No hay nada que temer, Jorge. Las estrellas son nuestras amigas y nos cuentan historias desde el infinito. Esta noche, aprenderemos a escucharlas.

Con la ayuda de una linterna especial, el abuelo Gaspar comenzó a proyectar las formas de las constelaciones en la tela de la tienda de campaña.

—Mira, esa es Orión. ¿Ves cómo sus estrellas forman el cinturón del cazador? —explicó, señalando hacia el cielo.

—¡Y esa de allí es Casiopea! —exclamó Jorge, recordando lo que había estado leyendo los días anteriores para identificar otra constelación. —Es como un W en el cielo, ¿verdad, abuelo?

A medida que miraba el cielo, Jorge comenzó a sentirse más cómodo en la oscuridad, su miedo disminuía con cada nueva estrella que aprendía a nombrar.

De repente, todo el pueblo se quedó sin luz. La oscuridad era total. Abuelo y nieto salieron de la tienda, al notar cómo la oscuridad había aumentado.

—Mira, Jorge, parece que las estrellas ahora brillan más —dijo el abuelo.

—Es... es hermoso —susurró Jorge, olvidando por completo su miedo.

Entonces, un destello brillante atravesó el cielo.

—¿Qué ha sido eso? —preguntó Jorge, con los ojos abiertos como platos.

—Un cometa, ¡y mira! Está formando una constelación que nunca había visto —dijo el abuelo Gaspar, tan sorprendido como ellos.

—Debemos darle un nombre —dijo Jorge, entusiasmado.


—¿Qué se te ocurre? —preguntó el abuelo

—Uhm… ¡Cometa Carpa Cósmica! —propuso Jorge.

—Es perfecto —dijo el abuelo,

Al día siguiente, en el observatorio astronómico, compartieron su descubrimiento con los expertos, quienes confirmaron la importancia de su hallazgo.

âUna noche bajo las estrellas€”Gracias, Jorge y Gaspar. Este es un descubrimiento maravilloso. "Cometa Carpa Cósmica" será un excelente añadido a nuestros registros astronómicos —dijo uno de los astrónomos, impresionado.

De vuelta en casa, mientras miraban las estrellas una vez más, Jorge reflexionó en voz alta:

—Nunca imaginé que la oscuridad pudiera ser tan hermosa. Me enseñó que siempre hay luz y maravillas esperando ser descubiertas.

—Y lo mejor de todo es que lo descubrimos juntos —agregó el abuelo —. Has aprendido la lección más valiosa de todas: el universo es inmenso y siempre hay algo nuevo por descubrir. Y a veces, los mayores descubrimientos vienen de enfrentar nuestros miedos.

Así, bajo el manto estrellado, Jorge y el abuelo Gaspar compartieron un momento mágico, unido por el asombro y la curiosidad, recordándoles que el cielo nocturno es un escenario de infinitas posibilidades.
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