Érase una vez una niña llamada Alicia que tenía 7 años y vivía con sus abuelos. Lo que más le gustaba hacer era escribir y cantar. Todas las tardes, después de acabar sus deberes, se encerraba en su habitación, cogía una hoja de papel y dejaba volar su imaginación.
Un día la abuela de Alicia llamó a la puerta de su habitación y le comentó que, a partir de esa semana, tendría que acompañarla alguna tarde a la parroquia para empezar a ir a catequesis y prepararse para la comunión. Alicia no puso buena cara y la abuela le preguntó:
-¿Qué te pasa, cariño? ¿No quieres venir conmigo a la parroquia? Es un paso importante.
-Jo, abuela, es un sitio aburrido, y yo lo que quiero es estar cantando y jugar con mis cosas. Ya voy al cole.
-En la parroquia conocerás a otros niños como en el cole, tendrás un catequista que te enseñará cosas de las emociones, de la historia y así también podrás escribir cuentos sobre eso.
-¿Enseñarme cosas? ¿No voy a estar todo el rato en silencio?
-No, Alicia. Mira,vamos a hacer una cosa -dijo la abuela-. Vienes unos días y así me dices qué es lo que haces y cómo te encuentras.
-Está bien, te haré caso, abuela. ¡Qué buena eres! -dijo la niña.
Pasaron los días y llegó el momento de ir a catequesis. Alicia se puso su abrigo y su bufanda y cogió a la abuela de la mano. Algunos compañeros le habían contado cosas que hacían en la catequesis, y parecía que no era como ella pensaba. Cuando llegó a la parroquia, la abuela la dejó con una chica con una amplia sonrisa que se dirigió hacía ella:
-Hola. ¡Qué bufanda más chula llevas! ¿Cómo te llamas? Yo soy Julia y voy a ser tu catequista.
-Hola Julia, me llamo Alicia, como la protagonista de "Alicia en el país de las maravillas".
-Es un nombre muy bonito. ¿Y tienes mucha imaginación, como Alicia?
-Dicen que sí. Me gusta escribir cosas.
-Yo también voy a contar historias que son importantes, así que lo vamos a pasar bien. ¿Sabes que tengo ahí?
- ¿En esa funda? No lo sé.
-Una guitarra, porque a mí me gusta tocar la guitarra y cantar.
-¡A mí también me gusta cantar! -dijo Alicia entusiasmada.
-Genial, pues ahora me vas a acompañar y te voy a presentar al resto de niños que ya van llegando.
Pasó el tiempo y la abuela de Alicia fue a buscarla. Cuál fue su sorpresa cuando la descubrió charlando alegremente en el grupo de niños, riéndose al lado de Julia, su catequista.
-Bueno chicos, ya es hora de iros. Mira Alicia, ya ha venido tu abuela a buscarte. ¿Qué tal lo has pasado? ¿Te espero la próxima semana?
-Sí, Julia, he aprendido muchas cosas. Y me encanta tu guitarra. Nos vemos la semana que viene.
La abuela estaba sorprendida de la actitud de Alicia y le preguntó:
-Alicia, te veo muy bien. ¿Qué ha pasado?
-Tenías razón, abuela. He aprendido canciones nuevas que hablan del amor y de acompañar y ayudar a los demás. Me han enseñado historias. Julia es muy buena y he hecho nuevos amigos. La semana que viene te acompañaré otra vez.
-Me alegro mucho. Poco a poco te irás preparando para hacer la comunión.
Y las dos se fueron caminando hacía casa, charlando alegremente.