Casi todos los niños y niñas del cole tenÃan gusanos de seda. Lorena pidió los suyos a sus padres y, como era una niña muy responsable, la acompañaron a por ellos a casa de un vecino que los regalaba. SabÃan que los cuidarÃa y respetarÃa como es debido y por eso estaban tranquilos. Además, tenÃan claro que la niña aprenderÃa mucho gracias a estos animalillos.
Lo primero que aprendió Lorena es que, antes de que podamos disfrutar de la elegancia de la mariposa, una especie de polilla, tenemos que presenciar la fase del gusano de seda.
—Es un artrópodo de origen asiático— explicó el padre de Lorena a la niña.
Le contó que, como pasa con otras orugas, la vida del gusano de seda tiene cuatro fases: huevo, larva, crisálida y mariposa. En verano, otoño e invierno, los huevos permanecen inactivos.
—Tenemos que esperar a la primavera para ver eclosionar las larvas. Es cuando despierta el árbol de cuyas hojas se alimentan, la morera— dijo el padre de Lorena mientras la niña escuchaba con atención.
Lorena aprendió que es muy importante colocar a los gusanos en una caja que esté lejos del sol y de animales que se los puedan comer como las aves o las hormigas. Un amigo del cole habÃa tenido la mala idea de colocar a los gusanos en el alféizar de la ventana y se habÃa quedado sin ellos. En ese estado de gusano pasan seis semanas más o menos, comiendo esas hojas de morera. Mientras son larvas, mudan cinco veces de piel.
—¿Por qué?— preguntó Lorena muy intrigada.
—Porque van creciendo desde los tres milÃmetros a los siete o los ocho centÃmetros que miden cuando los gusanos son adultos.
Para engordarlos, Lorena fue sustituyendo las hojas secas por hojas frescas a diario. Como al principio los gusanos eran pequeños, comÃan poco. Además, para que no apareciesen hongos ni bacterias, Lorena se afanaba en la limpieza de la caja. Como era de esperar, los gusanos de Lorena comieron sin cesar hasta que, de repente, detuvieron su actividad y se convirtieron en gusanos durmientes.
—Al final de la vida adulta empiezan a tejer el capullo de seda durante tres o cuatro dÃas. Lo hacen segregando el hilo de seda y envolviéndose hasta formar lo que se conoce como crisálida— leyó Lorena en voz alta de un libro que se habÃa comprado para aprender a cuidar de los gusanos de seda.
â
€”Ahà dentro es donde tiene lugar la metamorfosis, la transformación en mariposa. A las dos o tres semanas, la mariposa rompe el capullo y sale.
Lorena se puso un poco triste al enterarse de que, tras salir del capullo, las mariposas solo viven entre ocho y doce dÃas. Lo bueno es que, durante ese tiempo, pueden llegar a poner hasta 300 huevos.
La niña leyó el último capÃtulo del libro en el que se explicaba que la seda que producen las larvas antes de completar su metamorfosis es una fibra natural compuesta principalmente por proteÃnas.
—La producida por las larvas de las orugas Bombyx Mori es la que se usa para la fabricación de tejidos— le dijo su padre— por ejemplo, esa camisa de mamá que te gusta tanto y que es tan suave.
Satisfecha con todo lo que habÃa aprendido, Lorena se fue al jardÃn a por unas hojas de morera para sus gusanos.