Revolviendo en el viejo trastero de la abuela, Paula se encontró un curioso aparato. Era como una especie de radio antigua. Paula decidió coger aquel viejo cacharro para que la abuela le hablara sobre él. La abuela se puso muy contenta al ver a Paula con él.
-Parece que has encontrado el viejo transistor de mi padre-dijo la abuela.
-¿Transistor? -preguntó Paula-. Parece una radio.
-Pues eso, un transistor -dijo la abuela-. Durante muchos años se han llamado transistores a los aparatos de radio. No sé si todavía se harán aparatos de estos.
Paula estaba desconcertada, porque no entendía bien lo que quería decir su abuela.
-Abuela -dijo Paula-. ¿Puedo llevarlo al colegio y preguntarle al profesor?
-Claro, hija, llévaselo -dijo la abuela.
Paula se presentó en el colegio con el enorme transistor y le contó al profesor lo que le había dicho su abuela.
-Cierto, Paula, durante muchos años a las radios se las llamó transistores -explicó el profesor-. Pero un transistor no es en sí una radio, sino otro aparato que revolucionó el mundo cuando se inventó, a mediados del siglo XX. De hecho, fue tan importante que sus inventores recibieron un Premio Nobel.
-¿Nos lo cuenta, profesor? -preguntaron varios alumnos.
-Por supuesto -dijo el profesor-. Aunque el invento oficial del transistor se produjo en 1947, ya en el año 1925 se solicitó una patente para lo que su inventor llamó un aparato para controlar corrientes eléctricas. Este aparato se considera el antecesor del actual transistor.
-Habla como si todavía se utilizase -dijo Paula.
-Efectivamente, se usa -dijo el profesor -, y mucho. Durante años varios inventores e investigadores trabajaron sobre este primer aparato e hicieron muchos experimentos. Finalmente, el 17 de noviembre de 1947, un grupo de físicos consiguió crear un dispositivo electrónico que, entre otros usos, se empleó para las radios, como la que nos ha traído Paula. Pero tiene muchos más usos. De hecho, actualmente se utiliza a diario en televisores, reproductores de audio y video, relojes de cuarzo, computadoras, lámparas fluorescentes,, teléfonos móviles, etcétera.
-¡Qué interesante! -dijo Paula. Todos sus compañeros estaban de acuerdo.
-Pero os lo he contado un poco por encima -dijo el profesor-. Esto es más complicado. ¿Qué os parece preparar un trabajo sobre ello? ¿Queréis investigar un poco más?
Los alumnos parecían emocionados.
-
Estupendo -dijo el profesor-. Podréis encontrar mucha información en las clásicas enciclopedias y, por supuesto, en la Wikipedia. Así que, por favor, como recopilar la información no tiene ningún misterio ni dificultad alguna, sed creativos. Podéis darle el enfoque que queráis.
Paula regresó a casa muy contenta y le contó a su abuela todo lo que el profesor había explicado.
-Puedo ayudarte con el trabajo si quieres -se ofreció la abuela.
-¿Sabes usar Internet, abuela? -preguntó Paula. A lo que la abuela respondió, divertida:
-Pero, ¿en qué siglo crees que vivo? ¡Ni que hubiera viajada en el tiempo desde la época de los trogloditas!
Y así, abuela y nieta se pusieron a navegar por Internet y a pensar una forma original de presentar el trabajo. ¡Es increíble la de cosas que puedes aprender de los abuelos, y la cantidad de cosas que pueden aprender ellos de sus nietos!