Juani estaba emocionado porque esa tarde sus padres lo llevarían al circo que había llegado recientemente a la ciudad. En uno de los números se presentaba el canguro bailarín, y Juani no podía con su ansiedad por ver el show del animal.
La tarde por fin llegó, y Juani con sus padres llegaron al circo. Una vez adentro se acomodaron en sus butacas y el espectáculo comenzó. Para sorpresa de Juani el show del canguro bailarín contrario de provocarle alegría y diversión lo hizo sentir triste y decepcionado. El niño solía prestar mucha atención a los detalles, y notó que aunque el canguro parecía divertirse y lucía muy bonito con su trajecito de bailarín, sus ojos estaban completamente tristes.
El padre de Juani, que notó a su hijo bastante extraño, le preguntó.
—¿Qué te sucede Juani, no has disfrutado el show?
—A decir verdad, no papá, pensé que iba a divertirme, pero no puedo divertirme con la cara triste que tenía el canguro.
—Yo también lo noté hijo, él no parecía divertirse.
La familia se dirigió al coche, y Juani que seguía pensando en el canguro bailarín, aprovechó para escabullirse un momento y espiar por detrás de la carpa del circo. El niño pudo ver como al canguro lo encadenaban y lo guardaban en una pequeña jaula en la que apenas podía moverse.
—Juani, ven al coche, ya nos vamos— dijo la madre del pequeño ya sentada en el automóvil.
El niño corrió hacia el vehículo, se sentó en el asiento trasero, y mientras se colocaba el cinturón de seguridad empezó a hablar apresuradamente.
—Entiendo por qué está triste el canguro. Tras el show lo encierran en una horrible jaula, y le ponen cadenas. Eso no es nada divertido.
—Qué horrible hijo, debe ser muy triste estar así todo el día— comentó su padre mientras arrancaba el coche.
—Tenemos que ayudarlo, por favor, no pueden usarlo para entretener al público si él no la pasa bien. Yo creía que él también disfrutaba estar allí y se la pasaba bien en el show, pero así no es nada divertido.
—Algo haremos Juani, tienes razón.— respondió su madre, que también ingenuamente había pensado que el show del canguro bailarín sería una experiencia posi
tiva.
Pensando y pensando, Juani organizó en su escuela una campaña para liberar al canguro del circo. Con el apoyo de sus padres y maestros del colegio, los niños realizaron pancartas, folletos e incluso juntaron firmas para presentar a las autoridades y lograr que el canguro bailarín se liberase de su prisión.
Afortunadamente, no pasó mucho tiempo y las autoridades atendieron la petición de los niños. El canguro fue rescatado del circo y lo llevaron a un centro que procuraría reinsertarlo en su hábitat natural. La gente del circo siguió su trabajo con presentaciones de acrobacia, magia, payasos y todo tipo de shows donde todos se divertían, tanto el público como quien daba el show por vocación y no por obligación.