El caso del gatito desaparecido
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El caso del gatito desaparecido

Edades:
A partir de 4 años
El caso del gatito desaparecido Toby era un perro detective con una gran lupa y un sombrero marrón que vivía en un barrio lleno de flores y olores ricos. Toby era muy conocido en el barrio, y por una buena razón: siempre encontraba las cosas que todos perdían.

Una mañana, Doña Lola, con los ojos llenos de lágrimas, llamó a Toby:

—¡Toby, Mimi ha desaparecido! ¡Mi gatita no está en casa!

Toby movió sus orejas y olfateó el aire. Sabía que tenía un nuevo caso.

Primero fue al patio de Doña Lola. Allí olfateó la camita de Mimi, donde todavía quedaba un poquito de su olor. Toby suspiró y dijo:

—Tranquila, Doña Lola. ¡Encontraré a Mimi!

Caminó por el parque del barrio, donde los niños jugaban a la pelota. Les preguntó:

—¿Habéis visto a Mimi?

—No, Toby. Solo hemos visto un pájaro muy charlatán —dijo uno de los niños.

Entonces, Toby decidió ir al callejón donde se esconde el Pajarito Testigo. Allí, un pajarito azul lo miró desde una rama.

—Pajarito, ¿viste a Mimi? —preguntó Toby.

—Tal vez… la vi correteando cerca del viejo roble de la plaza —cantó el pajarito.

Toby corrió al roble y miró por todos lados. Nada. Solo había hojas y un par de ardillas juguetonas. Se sintió un poco triste, pero recordó que nunca se rinde.

Volvió al jardín de Doña Lola y, de repente, ¡vio algo! Una huella pequeñita marcada en la tierra.
—¡Una pista! —dijo Toby. Su corazón latía muy rápido de la emoción.

Siguió la huella hasta un arbusto lleno de flores amarillas. Allí, bajo las ramas, encontró a Mimi:

—¡Miau! —dijo la gatita, asustada pero feliz de ver a Toby.

El caso del gatito desaparecido—No temas, Mimi. Ya estás a salvo —dijo Toby con una sonrisa.

Toby llevó a Mimi a casa. Doña Lola la abrazó fuerte y le dio a Toby un gran hueso como recompensa.

—Gracias, Toby. Eres el mejor detective —dijo Doña Lola.

Toby sonrió. Sabía que la verdadera recompensa era ver a Mimi feliz y en casa.

Desde entonces, todos en el barrio aprendieron que, aunque las pistas puedan parecer falsas y los caminos largos, nunca hay que rendirse.
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