El ladrón de galletas
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El ladrón de galletas

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Edades:
A partir de 4 años
El ladrón de galletas En la escuela de Paco, había un bufete que, además de servir el almuerzo para los alumnos, vendía también algunas otras cosas para que los niños que se olvidaban de llevar algún refrigerio de casa pudiesen comprar.

Paco solía quedarse solo en la escuela algunas horas luego de que sus compañeros se iban, haciendo tiempo para sus clases de deporte por la tarde. La escuela quedaba más cerca del campo de entrenamiento que de su casa, por eso no tenía sentido regresar a casa por tan poco tiempo.

Para no aburrirse en esas horas, Paco leía, realizaba sus tareas, o jugaba algún juego en el móvil. Pero a veces no tenía ganas de hacer nada de eso y se dedicaba a explorar la escuela. Un buen día, Paco, pasando por el bufete, vio que por una pequeña hendija pasaba su mano, y de allí podía tomar galletas. Le pareció divertido y lo hizo. Y se le hizo costumbre, a Paco ese pequeño robo le parecía una aventura, así que desde ese día lo hizo a diario.

No paso mucho tiempo para que las autoridades de la escuela se dieran cuenta de la situación.

—Están faltando todos los días paquetes de galletas— dijo la señora que se ocupaba de vender en el bufete.

—Sí, ya van varias semanas que sucede eso. Pero no sabemos quién o quiénes son. Nosotros dejamos todo cerrado y no encontramos nada forzado, pero las galletas faltan— agrego su compañero.

—No se preocupen— comento Federico, el profesor de tecnología que estaba allí bebiéndose un café— Voy a instalar una cámara de seguridad y fácilmente descubriremos que está sucediendo.

El pequeño Paco, había observado toda la escena, ya que en ese momento estaba allí esperando para almorzar.

A partir de ese día Paco se sintió amenazado por la cámara y no volvió a tocar las galletas. Cada vez que pasaba por el bufete en sus horas libres por la tarde, veía la cámara y recordaba que si repetía sus robos sería descubierto.

Una tarde Paco estaba caminando por los pasillos de la escuela, y sintió que lo llamaron.

—Hey Paco— era Federico, el profesor de tecnología quien lo llamaba.

—Hola, profe, ¿qué tal?

—Muy bien Paco. ¿Has visto el tema de las galletas? No sucedió más.

—No… Por suerte no— respondió Paco, algo tímido.

—Qué diferencia crees que ha hecho la cámara?— preguntó Federico.

—Bueno, es que si te están vigilando debes hacer lo correcto. Y no está bien tomar algo sin pagarlo.

—Así es, y si no te están vigilando también debes hacer lo correcto. Eres un buen niño Paco, no necesitas hacer esas cosas— agregó el profesor.

—Pero yo… Pero yo no…

âEl ladrón de galletas€”Tranquilo Paco, sé que eras tú el de las galletas. No te diste cuenta, pero desde mi oficina se ve el bufete, y muchas tardes me quede trabajando, te vi tomando las galletas.

—Lo siento… No sé qué estaba pensando, en ese momento me parecía divertido— dijo Paco avergonzado—. No volverá a suceder nunca… Y menos con la cámara, sería terrible que me vieran.

—Tranquilo niño, lo sé. Y la cámara que puse es un juguete, no sirve. Simplemente, quería darte una lección. Y creo que la entendiste.

Y sí la entendió, a partir de ese día y para toda su vida, Paco siempre recordó la lección que su profe Federico le había dado. Paco siempre tenía la premisa de actuar como si una cámara de seguridad lo estuviese viendo, haciendo lo correcto y lo que está bien. Paco entendió que tomando buenas decisiones y actuando con integridad la vida es mucho mejor y más sencilla.
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