El abuelo Hernán tenía una casa en el pueblo, pero no siempre dejaba que sus nietos acudieran allí. La finca del pueblo estaba rodeada de eucaliptos y pequeños geranios por todos los rincones. Al lado tenía una cuadra y muchos animales tenían su hogar allí.
Una tarde, el abuelo les contó una historia. Un día de otoño las sombras de los eucaliptos cubrían gran parte del jardín y el abuelo llegó a revisar como estaban sus cosas y, de repente, sintió como los perros ladraban, los gatos maullaban y los caballos relinchaban sin ton ni son. No entendía qué estaba pasando y pensó que era el viento otoñal que avecinaba lluvia.
Caminó hacía la casa y, cuando iba a entrar a la cuadra, percibió que una sombra negra se le acercaba. ¡Qué miedo! El abuelo Hernán no sabía dónde meterse. No sabía si correr muy rápido hacía otra casa del pueblo o si meterse dentro de su casa y cerrar fuerte la puerta. Al final decidió correr hacía la casa del vecino Gustavo.
Cuando llamó a la puerta y su vecino le abrió no sabía cómo explicar lo que le había sucedido, pero no hizo falta. Gustavo lo invitó a pasar y le trajo un vaso de agua y un trozo de pan.
-Come algo y respira tranquilo Hernán, ya creo saber lo que te ha pasado.
-Imposible que lo sepas. Me ha entrado un miedo horrible. Iba a entrar en mi cuadra y de repente sentí que algo raro pasaba. Los animales querían decirme cosas con sus ruidos y cuando iba a entrar….
-Viste una enorme sombra negra.
-¿Sí? Sonaba como si fuera algo muy grande. No sé qué puede ser ¿Cómo lo sabías? ¿Tú también la has visto?- preguntó Hernán desconcertado.
-Si Hernán, recuerdo la primera vez como si fuera hoy mismo -le contestó Gustavo.
-¿Y cómo me lo cuentas con tanta calma? ¿Tú no pasaste miedo?
-La primera vez sí, pero es que ya la he visto alguna vez más. Y ahora he aprendido lo que tengo que hacer para que no aparezca.
Gustavo cambio su cara y se mostró serio.
- ¿Cómo estas cuidando a tus animales, Hernán?
-Creo que bien. Como puedo, ya sabes que no vivo siempre aquí -dijo triste el abuelo Hernán.
-Esa sombra que ves es un fantasma que protege a los animales. El otoño la trae todos los años. Si nota que no están siendo bien atendidos aparece para dejarte un mensaje.
Al abuelo Hernán este susto le sirvió para tener más atención, cuidados y cariño hacía sus animales pues no quería volver a pasar por ese susto y además le hizo reflexionar sobre cómo tenemos que cuidar aquello que vive con nosotros.